Tras analizar el programa electoral del PSOE, ahora hago lo mismo con el de Podemos. También tengo la intención de analizar el del resto de partidos según los vayan publicando.
Leyéndolo me ha venido a la memoria los inicios de Podemos en 2014, antes de las elecciones europeas de aquel año. Recuerdo muchos debates que tuve personalmente en televisión con sus líderes actuales, donde hacían propuestas absolutamente disparatadas que defendían con vehemencia. Entonces me tildaban de ultraliberal y de defender al capital.
Desde que Pablo Iglesias confió en Nacho Álvarez para elaborar los programas económicos, muchas de esas propuestas disparatadas desaparecieron. Y en los ayuntamientos donde han gobernado no las han puesto en marcha. Por lo tanto, ya somos todos ultraliberales y defendemos al capital.
1. Más caótico que hace tres años
El programa es más caótico que el de las elecciones de 2016, que además presentaron como el libro de Ikea. Da la sensación que han querido que todos los círculos que han participado vean reflejadas sus propuestas en el documento. Se entiende esa opción, pero es difícil para los que lo tenemos que leer tener un relato argumental y saber cuáles son las ideas-fuerza.
El programa electoral de Podemos es una oda a la incoherencia. Empiezan haciendo suya la Agenda 2030 de Naciones Unidas y los ODS. Inmediatamente después hablan del derecho humano del agua, algo que en España superamos hace décadas, y dicen que para garantizarlo hay que acabar con la participación privada en las concesiones de agua.
Esta propuesta va en contra de la Agenda 2030 y del ODS 17, que pide explícitamente la colaboración público-privada para afrontar las millonarias inversiones necesarias para revertir el cambio climático. Pero en la página siguiente dan un cuádruple salto mortal sin red diciendo que promoverán con las multinacionales del automóvil acuerdos público-privados para promocionar el coche eléctrico en las fábricas españolas y favorecer una movilidad sostenible.
Para Podemos, ¿las empresas de agua son malas y las del automóvil son buenas? ¿Cuál es el criterio para determinar la diferencia? ¿Por qué Carmena y Colau han mantenido colaboración público-privadas en subcontratas, gestión de centros deportivos, culturales, etcétera? Hoy, tras cuatro años gestionando varios ayuntamientos, su programa electoral es demagogia pura difícil de creer por los ciudadanos, incluidos millones de sus votantes que las encuestas dicen que no volverán a votarles.
2. El programa carece de memoria económica para cuantificar el coste de sus medidas
Y la pregunta que se hace cualquier familia es ¿cómo se van a pagar? La misma pregunta que se habrán hecho Irene Montero y Pablo Iglesias cuando se compraron su casa. A todos los españoles nos gustaría tener una igual, pero el problema es que el 99% de los españoles no podemos pagar una tan cara.
Con el gasto público y las propuestas de Podemos sucede lo mismo. A todos los españoles nos gustaría tener las propuestas que promete Podemos. La pregunta es ¿quién las paga? La respuesta de Podemos es la misma que en 2014: los ricos. Hoy es más fácil creer en que la creación empezó con Adán y Eva que en las cuentas de Podemos.
Podemos pactó con Sánchez los presupuestos de 2019 en la Moncloa con el sello de Podemos y del Gobierno de España. Durante el debate el PSOE planteó subir el impuesto al diésel y Pablo Iglesias dijo que Podemos no apoyaría ninguna subida de impuestos que afecte a los trabajadores. Con esa restricción todo el programa de Podemos no se puede financiar. El Gobierno detalló el impacto de sus medidas en los presupuestos. La subida a los ricos que propuso Podemos suponía un aumento de 300 millones. La subida del diésel, 600 millones.
Ya he explicado varias veces que cuando el PP te dice que bajando los impuestos va a aumentar la recaudación (subiendo el gasto en Sanidad y Educación) te están mintiendo.
Cuando Podemos y el PSOE te dicen que van a financiar todas sus propuestas de gasto subiendo los impuestos sólo a los ricos también te están mintiendo.
La realidad es que tenemos la deuda pública próxima al 100% del PIB, la más alta desde 1909, y el mayor déficit público de Europa. El déficit estructural es de unos 30.000 millones y el mecanismo preventivo europeo exige un ajuste de 7.000 millones durante los años con crecimiento con el fin de erradicar el déficit antes de la próxima recesión. De lo contrario, cuando llegue la recesión, los ingresos públicos caerán, el gasto por subsidios por desempleo aumentará y el déficit y la deuda pública volverán a aumentar.
3. Sorprende que vuelvan otra vez a hablar de reestructuración de la deuda
Podemos mantiene la esencia de los indignados y dice que va a conseguir que los bancos rescatados devuelvan el dinero de los contribuyentes. Todos los españoles estaríamos de acuerdo en esa propuesta, pero Podemos no dice cómo lo va a conseguir.
Alexis Tsipras --recuerdo su mitin de final de campaña en Atenas con Pablo Iglesias subiendo su brazo en alto y gritando “Syriza y Podemos venceremos”-- le metió en 2015 a los bancos griegos 10% del PIB en dinero público, el doble que Rajoy. ¿Pablo Iglesias cree que Tsipras es imbécil o un traidor que trabaja para el capital? La quiebra de Lehman provocó la peor crisis financiera global en 80 años. Y lo primero que hizo Roosevelt en 1933 fue un feriado bancario y recapitalizar a los bancos para salir de la Gran Depresión.
En Bankia Podemos propone volver al modelo del PP que llevó al desastre. Recordemos que Blesa fue presidente de Caja Madrid por ser amigo de Aznar sin ningún conocimiento conocido de gestión bancaria. Y Olivas fue presidente de Bancaja después de haber sido presidente de la Comunidad Valenciana con menos conocimientos de banca que Blesa (que ya era difícil). Y los dos fueron sustituidos por Rato con nulos conocimientos de gestión bancaria, como quedó demostrado.
Bankia estuvo a punto de sacarnos del euro y llevar a nuestra querida España a nuestra historia anterior a la democracia y la entrada en Europa, como reivindica ahora Vox, que se caracteriza por crisis bancarias e impagos de deuda pública sistémicos, pobreza, atraso tecnológico y guerras civiles periódicas.
Goirigolzarri --con amplia experiencia en banca-- puso criterio y orden y evitó el caos. La entidad vuelve a dar créditos a familias y empresas, que es su función, y ha mantenido miles de empleos que habrían desaparecido si hubiera quebrado.
Hoy Bankia es un banco eficiente y rentable, lo cual garantiza a los depositantes que su dinero está seguro, da beneficio y el 65% de los dividendos los ingresa el Estado cada año.
En 2018 Bankia ingresó en la cuenta corriente del estado 219 millones, casi la misma cantidad que la subida de impuestos a los ricos proponía en los presupuestos. Y a eso hay que añadir el pago del impuesto de sociedades, IVA y el resto de impuestos que paga la entidad y el dinero que ingresa en el seguro de depósitos para hacer frente a la próxima crisis (que llegará, aunque esperemos que sea lo más tarde posible).
Goirigoizarri sí tiene un plan para recuperar el dinero que los españoles metimos en Bankia. El plan de Podemos es el mismo que el que nos llevó a la burbuja y ya sabemos cómo acabó.
Como comenté en su momento, me emocioné el día que Pablo Iglesias defendía la gestión de Carmena en el ayuntamiento diciendo que había bajado la deuda a la mitad. Por eso me ha sorprendido que vuelvan otra vez a hablar de reestructuración de la deuda, obsesión de los anticapitalistas que siguen teniendo mucho peso en Podemos. Es cierto que han evolucionado y en Madrid y sus ayuntamientos han reconocido que la deuda es legítima.
4. Y otra vez… inflación e ilusión monetaria para financiar la deuda
Ahora vuelven al realismo mágico de proponer que la reestructuración sea para todos los países europeos. Proponen que toda la deuda por encima del 60% del PIB se reestructure y se emitan bonos perpetuos a tipo 0%, que compraría el BCE. Desde el Imperio Romano, siempre los gobernantes han tenido la misma tentación. Como son incapaces de subir los impuestos para devolver las deudas y conscientes del caos que provoca el impago proponen financiarla con inflación e ilusión monetaria.
La nueva deuda no vence nunca, lo mismo que hacían los Borbones en el siglo XVII y XVIII. Ahora la inflación en España y en Europa ni está ni se le espera pero si en el futuro vuelve a aparecer el BCE, tendrá que hacer una política monetaria contractiva.
Desde los monjes escolásticos que empezaron la economía moderna en mi querida universidad de Alcalá, los economistas sabemos que la inflación es un impuesto que reduce la capacidad adquisitiva de las rentas y el ahorro de los ciudadanos. Además, es el impuesto más injusto, ya que pagan la misma tasa los más pobres que los más ricos.
Para hacer una política contractiva el BCE tendría que vender esos bonos en el mercado. Los bonos seguirían siendo del Tesoro español y con riesgo de impago. Y un bono perpetuo tendría un tipo de interés en el mercado superior al 0%. Eso significa que el precio del bono bajaría y el BCE tendría pérdidas al vender.
Si el BCE pierde su capital ¿quién pone el dinero para reponer las pérdidas? La respuesta es sencilla: todos los contribuyentes con nuestros impuestos. Y si el Estado puede financiar todo el aumento de gasto que propone Podemos y tiene apelación permanente al banco central, ¿qué pasa?.
Los líderes de Podemos pueden ir a Venezuela y aprender la lección de cómo esas políticas han generado la quinta hiperinflación más intensa y más prolongada de la historia. España nunca ha tenido una hiperinflación, y no somos conscientes de su devastación. Los venezolanos tampoco lo sabían hasta 2017, y hoy tienen fobia a la inflación como los austriacos y los alemanes, que tuvieron la peor hiperinflación de la historia en 1923 en la República de Weimar.
En definitiva, el programa electoral de Podemos es bienintencionado con muchas de las propuestas aceptadas por la mayoría de los españoles. Pero que ya no es creíble tras cuatro años de gobierno en ayuntamientos donde no han cumplido sus propias promesas. Con un tufo de planificación económica propios del siglo pasado. Y con toques de realismo mágico aún de su campaña de las europeas de 2014 cuando querían asaltar los cielos.