“Haz que pase”… pronto. “Haz que pase”… y no vuelva. “Haz que pase”… el inventor. O sea Redondo. También tiene enemigos en la Moncloa. Pero ha buscado el lema de la campaña del PSOE. “Haz que pase”. Ya lo tenemos. O teníamos. Hasta que llegó Isabel Celaá, ministra portavoz. ¡Qué resbalón! Lo del Titanic, me refiero. Lo tenía en el subconsciente y le salió. De cuando las elecciones de Euskadi. “Haz que pase”… el Titanic. El gran naufragio. ¿Para el PSOE? No lo pretendía la ministra Celaá. Pero le salió explosiva la frase. Y Redondo acordándose de toda su familia. Va la portavoz y le abre una vía de agua a la campaña. Una más. Porque ¿dónde está la economía en esta campaña? Ha desaparecido. No interesa. “Haz que pase”… la economía.
Ya sabemos que el PIB no refleja la realidad económica. Ya Kuznets lo advertía allá por los años 30 aunque nunca se le ha hecho mucho caso. Para muchos economistas el PIB es lo más parecido a las Tablas de la Ley. Pero cada vez se cuestiona más. Lo que se busca es medir la calidad de vida. Que crezca el PIB y se invierta en Sanidad, Educación, Investigación o Vivienda. Quietos. Hemos nombrado lo intocable. ¿Alguno de estos cuatro apartados básicos para la vida se está tratando en la campaña electoral en España? Ninguno. No interesa. Que si ponen o quitan lazos; que si Cataluña para dentro o para fuera; que si aborto de hoy o del 85; que si el Titanic se hundió o solo tuvo una vía de agua. Mezquindades. De educación, sanidad, vivienda o investigación nadie habla. Son temas duros. Dejémoslos para cuando gobernemos. Lo importante es ganar y gobernar. Así se lo plantean los políticos, nuestros políticos. Y encima, vamos y los votamos. ¡Qué nivel! “Haz que pase”… de mí este cáliz.
En el eslogan están todos los políticos. Todos. Sin distinción de color. Que pase el cáliz de la economía hasta después de ganar, al menos hasta después de contar las papeletas. Que se está ralentizando la economía; ya hablaremos de ello. Que el crecimiento baja del 2%; no me lo digas hasta después de contar. Que el déficit ha crecido demasiado; que se encargue Calviño. Total, para lo que le queda… “Reduciremos el déficit hasta el 2% del PIB. Ya lo hemos comunicado a la Comisión Europea”, ha dicho la ministra de Economía, Calviño. Eso requiere ajustes. Bastantes ajustes. Incluso de Hacienda. Cuidado con lo que nos espera y nadie de los políticos lo menciona. Calviño es la excepción. Será que no es política. “Haz que pase”... de mí este ministerio y me vuelvo a Europa.
Estamos tocando lo absurdo. Los programas electorales lo ocultan. La ralentización de la economía. Hemos pasado de crecer el 4% a aproximarnos al 2%, o poquísimo más, cuando termine el año. Lo vemos. Ya sabemos que es algo global, comenzando por China que empieza a marcar los datos mundiales. Pero eso no nos consuela. Porque nadie le hace frente. Nadie es valiente como para enfrentarse a los datos económicos en esta campaña. Ni la oposición que tanto predica y tan poco pan da. Nadie. Sin mencionar el paro. No hemos recuperado el nivel de empleo que había antes de la crisis. Nadie lo dice, ningún político presenta programa para solucionar este virus. Ni mencionarlo. ¡El paro! Uff. “Haz que pase”… Aparta de mí ese cáliz.
Tenemos un aumento del gasto público, el mayor déficit de Europa. La balanza de pagos ha sido negativa, o sea, hay necesidad de financiación. Han caído las exportaciones y nadie hace nada. Era el sector que nos mantenía en pie. La deuda externa sigue siendo muy alta y el Tesoro Público está en manos del Banco Central Europeo (BCE). Estamos en recesión, lo admitan los políticos o no. Parece que repetimos la estrategia de 2008. En la elecciones de otoño de 2007 nadie mencionó la crisis que ya teníamos encima. Llegó 2008 y el ganador, Zapatero y su gente, siguió ocultando la tormenta, sin hacer frente al huracán. Sólo se le ocurrió aumentar el gasto. Así nos fue. Duros ajustes, pero tarde. Caída al pozo de la mayor crisis económica. No repitamos, por Dios. Sean claros y no prometan imposibles. “Haz que pase”… la campaña electoral.
Porque la realidad que se avecina es dura. La frustración de los votantes, alta. Porque nada de lo prometido es verídico. Suele ser al revés. Prometen bajar impuestos y nada más ganar los suben. Siempre igual. Todos igual. Demagogia y más demagogia. Se está desprestigiando la democracia. De ahí nacen y crecen los populismos. Ya los estamos viendo y sufriendo. “Haz que pase”… rápido la campaña electoral. Y que la democracia recupere la razón. Y el ganador recupere la economía, tema olvidado en esta campaña irrazonable, mísera y descerebrada. “Haz que pase”… muy rápido.