A mi generación nos enseñaron la diferencia que hay entre jurar y prometer: jurar es poner a Dios como testigo que lo que decimos es cierto. Prometer es la palabra dada de forma laica sin poner a Dios como testigo. En teoría: juran los creyentes, y prometen los ateos.
Pues bien, juro y prometo lo que ya hace un mes dije: el 28A no votaré porque no me gusta ningún candidato. Si hay algún despistado que me lee por primera vez que sepa que no soy indepe ni indefinido como los de Podemos, que les va a salir muy caro.
Empiezo por Pedro Sánchez: le admiré porque ganó el pulso a la vieja guardia del PSOE. Fue un acto atrevido, pero ya hace un siglo que sucedió. Cada día me recuerda más a la sombra de Zapatero, que me da frío, y especialmente tras la patada que le ha dado en el culo a Josep Borrell, de lejos el mejor ministro de su Gobierno. Sin él desaparece el blindaje, y ha dado un guiño a los indepes.
Se emperran en un imposible: conceder la autodeterminación, aunque lo diga el Papa de Roma, es soñar con que en el desierto almeriense de las Tabernas se va encontrar petróleo, porque si lo concediera iría a la cárcel con una sentencia del juez Llarena o del TS. Porque, como dice la banda indepe, en España no hay división de poderes...
Me fastidia que Casado y Rivera nos tomen por tontos al decir la estupidez de que Sánchez va sumar con los indepes para ir a la cárcel. Me jode que la derecha tome a los españoles por bobos.
Mi problema con Rivera es mi ventaja: lo conozco personalmente. Me gusta lo que dice, pero no como es: un trepa de libro. Siento decirlo, pero desgraciadamente coincido con los estelados. No es un veleta como se representa en Polonia; personalmente, es mucho mejor Arrimadas.
Casado, por culpa de la presión de Vox y Ciudadanos, ha optado por echar gasolina a los bosques secos de norte de España. La suerte de la ancha y seca Castilla es que ni la gasolina prende.
A Vox no puedo votarla por que es el sueño húmedo de los indepes: cuanto peor, mejor. Veo a Abascal y entiendo el trauma vivido en su juventud, acosado por los batasunos, pero es la versión española del Gobierno italiano que detesto. Es el fruto de esa violencia etarra y la radicalidad estelada. Si hubiera sufrido su traumática juventud, posiblemente habría actuado como él. Es un radical. Creo que es buena persona, pero el infierno está empedrado de buenas intenciones.
Por todo lo dicho, sólo puedo votar al PACMA. Contentaría a mi hija animalista, pero ni eso haré porque el día 28 haré una cosa mucho más importante: volver a Lleida para celebrar los 92 años de la madre de mi esposa.