Una de las figuras emergentes en el nuevo Partido Popular de Pablo Casado es Cayetana Álvarez de Toledo. Una persona que, desde hace tiempo, no deja indiferente. A su favor se argumenta su fuerte personalidad, formación anglosajona, y atractivo para la cámara, una característica trascendental en este mundo tan mediático. Un inmejorable paradigma de la derecha: conservadora, ilustrada, y presta para el combate ideológico. En su caso, además, aristócrata dada su condición de Marquesa.
Particularmente, me recuerda a Margaret Thatcher, tanto por su personalidad como por su cuerpo doctrinal. Unas formas tan arrogantes como honestas, pues es de reconocer que no pretenden engañar a nadie, convencidas de que la razón está, siempre, de su parte. Una manera singular de responder a la enorme complejidad de nuestro mundo: hay una única y simple verdad, y es la que yo represento. Por ello, no estaría mal revisar a qué nos llevó ese neoliberalismo que el nuevo Partido Popular defiende, y que encarnó como nadie la Dama de Hierro británica.
Pero lo que más me sorprende es su designación para liderar la lista del PP por la provincia de Barcelona. Por una parte, porque por mucho que Cayetana Álvarez de Toledo se empeñe en demostrar lo contrario, es una persona sin arraigo en Barcelona, a la que pretende representar en el Congreso de los Diputados. Sorprende que, ella y los suyos, sintiéndose herederos de la mejor tradición política británica, acepten designaciones por parte del aparato central del partido, al margen de la militancia local, y de la ciudadanía a la que representar.
Un movimiento que sólo se entiende si el objetivo no es tanto ganar diputados en Barcelona, como proyectar al conjunto del electorado español que se tiene el coraje de enviar a Barcelona a un azote del independentismo.
Y, por otra parte, si se argumenta que la designación debe entenderse en las actuales circunstancias, y que el único objetivo es acabar con esa xenofobia asfixiante que se da en Catalunya, según señala la misma Cayetana Álvarez de Toledo, me pregunto por qué no puede liderar la lista algún militante catalán del PP que, a lo largo de estos años, haya representado al partido en condiciones nada fáciles. Que un partido de gobierno como el PP haya de recurrir a Cayetana Álvarez de Toledo para encabezar la lista electoral por la circunscripción de Barcelona, resulta extraordinario.
A mis amables lectores, y ante lo que se nos avecina, les recomiendo sentido del humor. En esta próxima campaña podemos vivir situaciones hilarantes.