A finales de 2018, el número de trabajadores ocupados ascendía a 19.564.600. El máximo histórico se alcanzó en el tercer trimestre de 2007. En relación a él, la diferencia era de 1.188.800 empleos. En la primera fecha, los sectores de la agricultura, construcción e industria presentaban una ocupación inferior y superior el de servicios.
En el cuarto trimestre del pasado año, el sector terciario proporcionaba empleo a 14.750.800 trabajadores. En concreto, 1.102.000 más que hace algo más de una década. En el período señalado, la principal actividad damnificada fue la construcción, pues en ella se perdieron 1.473.600 empleos (pasó de 2.717.500 a 1.279.900).
Los anteriores datos nos indican que la caída de la ocupación en dicha actividad supera a la diferencia de puestos de trabajo advertida entre las dos fechas señaladas. Si aquélla no se hubiera producido, el empleo en la actualidad volvería a estar en un máximo histórico, pues los ganados en el sector servicios (1.102.000) superarían claramente a la suma de los perdidos en la agricultura (59.700) y la industria (550.600).
En el ejercicio de 2018, la economía española creó 566.200 nuevos empleos netos. Una cifra muy elevada y una positiva sorpresa, pues constituyó el mayor guarismo anual de toda la década. Incluso superó a la observada en 2015 (525.100), un año en el que el PIB creció 1,1 puntos más que en el pasado período (3,6% versus 2,5%). Por tanto, en lo que respecta a la ocupación, no hay ningún rastro de desaceleración económica.
Especialmente positiva fue la evolución del cuarto trimestre. Durante él, se generaron 36.000 nuevos puestos de trabajo netos. Una cifra que contrasta con la destrucción de 19.400 y 50.900 empleos observada en 2016 y 2017, respectivamente. Un aspecto que explica en una sustancial medida por qué la tasa trimestral de crecimiento del PIB pasó del 0,6% al 0,7% entre el tercer y cuarto período del pasado año.
En 2018, el sector privado tuvo un buen comportamiento y excepcional el público. La proximidad de las elecciones municipales y de numerosas de carácter autonómico (mayo de 2019), la carencia de personal en educación, sanidad y asistencial social y la menor necesidad de reducción del déficit presupuestario permitieron aumentar considerablemente la contratación de trabajadores.
En el pasado año, dicho sector creó 136.200 nuevos puestos de trabajo. Una cifra notablemente superior a los 88.600 y 14.300 de 2017 y 2015, respectivamente, y de signo contrario a la pérdida de 14.600 observada en 2016.
En términos de calidad de ocupación, hubo una buena y una mala noticia. La primera fue una elevada creación de empleo indefinido. En el pasado año, el 68,5% de los puestos de trabajo generados fueron fijos. En comparación a 2017, constituyó un pequeño paso adelante, pues en dicho año el porcentaje se situó en el 66,6%, pero uno de gigante respecto a 2015 (solo alcanzó el 33,7%).
La segunda es el repunte del empleo a tiempo parcial. Un tipo de ocupación que en España, a diferencia de la mayoría de naciones europeas, tiene una carácter marcadamente involuntario. En 2017, el 60,3% de los trabajadores que tenían uno deseaba realizar más horas, un porcentaje notablemente superior al observado en la Unión Europea (24,8%).
En el pasado ejercicio, el número de puestos de trabajo a tiempo parcial aumentó un 3,19%. Una cifra que contrasta con la disminución del 0,38% y 0,97% advertida en 2016 y 2017, respectivamente, así como con el escaso incremento del 0,83% en 2015. Una evolución que no contrarrestó el auge observado durante el período de crisis y que contribuyó en cierta medida a que el número de trabajadores que tenían un empleo de dichas características superara en 618.000 al que lo poseían en el tercer trimestre de 2017.
La mayor calidad de los empleos fijos respecto a los temporales y la de los de jornada completa en relación a los de parcial queda clara cuando observamos las remuneraciones percibidas por unos y otros. Para el año 2006, la Encuesta de Estructura Salarial indicaba una diferencia de retribución anual de los primeros del 48% y de por hora de los segundos del 45,7%.
En el año 2018, la generación de ocupación por sexos fue bastante equilibrada. El empleo masculino aumentó un 3,04% y el femenino un 2,91%. No obstante, tuvo un gran desequilibrio en el segmento de trabajo a tiempo parcial. Así, mientras el número de hombres en dicho segmento únicamente aumentó en 2.100, el de mujeres creció en 87.200.
En definitiva, el pasado ejercicio fue excelente para el empleo. Las claves principales fueron el gran impulso de la ocupación pública, la elevada tasa de crecimiento de los generados en la construcción (11,92%) y el mayor dinamismo del sector servicios. Este último, el mayor creador de puestos de trabajo en España (el 75,4%), pasó de crecer a un ritmo del 2,06% en 2017 a hacerlo al 2,99% en 2018 y generó 138.400 más empleos que en el período anterior.
Dada la diferencia existente entre el número de ocupados actual y el máximo histórico, éste probablemente será superado en el cuarto trimestre de 2021. Para que así sea, únicamente es necesario que entre 2019 y 2021 la media anual del número de puestos de trabajo creados aumente en 400.000. Un aspecto muy probable si la actual desaceleración económica mundial no genera una crisis en los próximos años en la zona euro.