La broma de que la salida de María Dolores de Cospedal ha sido un despido en diferido tiene muchas lecturas. Sobre todo en estos días cuando se celebra a San Martín, fue el pasado 11 de noviembre, día que se inauguraba el tiempo de las matanzas. Días marcados en viejos tiempos. Ahora ya hay pocas matanzas caseras de cerdos. Pero parece que en Partido Popular sí se ha inaugurado el tiempo de la matanza. Con el cuchillo de Villarejo. Muere lo mismo. Porque van cayendo muchos nombres ilustres del partido. Cayeron Cifuentes, Rajoy, Sáenz de Santamaría y Cospedal. Las cuatro personas más poderosas del PP, o eso se suponía. Falta Arenas, que éste sí tiene poder y documentos.

En el Siglo XXI, presentó Feijóo al candidato por Andalucía Juanma Moreno. Antes de que se dé el gran castañazo y sufra su matanza. Todo el PP presente. O casi. Por mesas diferenciadas. En ésta cercana estaban los seguidores de Cristina Cifuentes. La siguiente eran de Cospedal. Más allá estaban los de Soraya. Y adelante Casado y sus guardaespaldas. Triste. Sensación extraña. Y Feijóo en tribuna presentando a Moreno. No era su turno. Le tocaba a Casado. ¿Qué hacía Feijóo en Madrid? ¿A qué vino a Madrid? Lo de presentar a Moreno fue una disculpa. Se reunió con Mariano Rajoy. ¡Ah! Eso es otra cosa. ¿Quiere venir Feijóo a Madrid? Su mujer ha dejado el trabajo en Galicia, que estaba muy bien remunerado. Quiere venir a Madrid. Pero sin primarias. Aclamado. A refundar el Partido Popular. Porque Casado no tira del carro. Otro más a la matanza. Cuidado, Casado.

¿Estaba Rajoy al tanto de los encargos de Cospedal? La confesión del marido López del Hierro a Villarejo de que Rajoy estaba al tanto de todo fue el detonante para el sacrificio de Cospedal. La bomba. ¿Lo sabía Rajoy? Pero si parecía siempre despistado. Ignorante de todo. No se enteraba, parecía. No se enteró de los sobresueldos del PP que repartía el tesorero Bárcenas, ni de los pagos en negro, ni de la caja b, ni de los donativos de empresarios, ni de las prohibiciones de circular por algunas carreteras de Astorga, por eso iba por las cunetas. No podía estar al loro de lo que se fabricaba en Génova 13. Imposible. Mariano no sabía de la existencia de su primo. Mucho menos de lo que se cocinaba en Génova 13. Tampoco se ha enterado que el lunes pasado se reunió con Feijóo. No recuerda nada. Pero se avecina otro sacrificio. Estamos en tiempo de matanza.

Tampoco se ha enterado de las filtraciones que han terminado con su segunda en el poder, la tal Cospedal. Ni quien las filtra. ¿Villarejo desde la Cárcel? Difícil. ¿Su lugarteniente el comisario García Castaño? ¿Y si las ha filtrado Soraya Sáenz de Santamaría?

No nos liemos, juntaletras. Bastante tiene el PP como para que Soraya la líe más.

Tiene todos los documentos del CNI. No hubiese quedado bien sacar la basura en tiempo de primarias, cuando ella competía. Tampoco cuando Mariano todavía habitaba La Moncloa. Pero ahora… Estaba de Cospedal hasta el moño. Mas cuando apoyó a Casado para que ella no presidiera el partido. No iba a permitir la sobrevivencia de su enemiga en el poder mientras a ella la habían mandado para casa. La venganza a su tiempo. Y la matanza por San Martín.

El dilema es si han terminado los sacrificios. Parece que no. Se rumorea que no. Que hay más. Tras el 2 de diciembre habrá matanza. Tras la reunión Rajoy-Feijóo habrá matanza. Cuidado Casado con el tándem gallego. Claro que el sacrificado podría ser el propio Mariano Rajoy. ¿Sabía o no sabía lo que hacía su amigo Bárcenas con el dinero? ¿Conocía o no conocía lo que ocurría en la planta sexta de Génova 13? ¿Controlaba las andanzas de su amiga Cospedal? Seguro que Mariano no recuerda nada. Pero nada, de nada, de nada. Seguro.