En los últimos días se ha generalizado la teoría, amparada por las declaraciones de Torra, que el Govern, a pesar de la notoria división entre ERC y los “legitimistas” encabezados por Puigdemont, aguantará hasta las sentencias de los políticos presos, por considerar que ese será un momento favorable a la movilización del electorado independentista. Este mismo fin de semana, con motivo de las excursiones montañesas de algunos independentistas, Torra ha fijado el foco político en las futuras sentencias y ha pedido mantener una movilización constante a sus bases.
A pesar de estas declaraciones hay argumentos para poner en duda que Puigdemont esté pensando en aguantar sin elecciones hasta las sentencias.
La política catalana se ha visto condicionada desde el fracaso de Mas en las elecciones de 2012 por la pugna por la hegemonía entre los exconvergentes y ERC. Esta pugna parecía decantarse en favor de los de Junqueras, pero el 21D el efecto mediático de la fuga de Puigdemont favoreció su remontada lo que condujo a la elección de Torra como Presidente de la Generalitat. Es una pugna curiosa, en las que los movimientos tácticos son constantes. Hoy el más radical es uno, mañana puede serlo el otro.
Pero no es un pulso coyuntural, es irreversible. Tanto por razones políticas, es consustancial a todo partido querer crecer a costa de sus competidores más próximos, como por razones personales, Junqueras no puede obviar que la principal razón por la que su libertad provisional no se produce es la existencia de fugados. Recordemos que el riesgo de fuga es una de las razones que habilita la prisión preventiva. En cuanto a las otras dos causas, la destrucción de pruebas no es aplicable un año después de los hechos, y el riesgo de reincidencia se puede modular con medidas muy diversas. Respecto a este, es muy expresivo el tuit del portavoz municipal en Barcelona de ERC, Jordi Coronas, pidiendo a Puigdemont que vuelva o se calle.
Puigdemont ve que su papel como presidente de facto es cada vez más difícil de sostener. El interés mediático por su figura decae. El ejercicio del gobierno crea nuevos vínculos y liderazgos. Su figura se apaga por momentos. ¿Y cuál será el momento del apagón final? Cuando las sentencias pongan en primer plano a los políticos presos y no a los huidos. En este momento Junqueras tiene todas las de ganar. La épica de Puigdemont tornara en cobardía.
Por ello, Puigdemont inventa conflictos con sus socios, como el de la delegación de voto, o quiere aparecer ante la opinión pública como el más radical, el indomable, negando el voto a los presupuestos de Sánchez y lanzando a través de su vicario Torra un ultimátum tras otro. Se trata, como ya han hecho las redes, de arrinconar a ERC como traidores. Todo ello con él objetivo de crear las condiciones favorables para ir a unas elecciones a corto plazo que permitan consolidar su nuevo partido, la Crida, y confirmar su hegemonía entre los independentistas antes de unas municipales en las que los de Junqueras tienen todas las de ganar si no hay cambios sustanciales en la dinámica política catalana. La constitución de ayuntamientos tripartitos, ERC, Comunes, PSC, es un riesgo para los “legitimistas” que sin duda tendrán en cuenta a la hora de tomar decisiones.
Hacer predicciones es siempre arriesgado y más en Cataluña en los últimos años, pero ahí tienen la mía que desde luego puede verse afectada si las encuestas son claramente contrarias a Puigdemont y los suyos.