¿Qué se ha debatido en el Congreso respecto a RTVE? El lunes y el miércoles hubo dos sesiones plenarias para debatir quiénes iban a ser los componentes del consejo de RTVE. Y su presidente. ¿Qué debatían, pregunta usted? Números. Dinero. Sí, sí. El juego del PSOE y el PP es cómo se reparten el dinero. Cómo siguen funcionando sus productoras. Cómo los peones que pongan les obedecen. Y cómo no se sacan los cajones a inspeccionar. Ni los primeros, que pertenecen al PP, ni los segundos cajones, los del fondo, que pertenecen al PSOE. Ni tocarlos. Que nadie los toque. Hay mucho dinero en juego. Unos 1.000 millones. De ese dinero, del dinero de RTVE, se han pagado toda clase de corruptelas, de amantes, de compras y ventas de personajes y de empresas. Ha ocurrido de todo. Así que nadie toque los cajones. ¿No le sorprende, amigo lector, que con tantos casos de corrupción publicados ninguno haya tocado a RTVE y su entorno? A este juntaletras sí. Sorprende. Por eso los partidos quieren a serviles en el consejo de RTVE. De buenos gestores, nada. ¿Profesionales independientes? No me haga reír.
Lo que sí han conseguido es encabronar a todos los trabajadores de la Corporación RTVE. Hay gente con mucha capacidad, mucha experiencia y muchos años dedicados a la casa. De ellos nadie se acuerda. No interesan. Sólo interesan los serviles exteriores que no saben por qué puerta se accede, y si los saben, es porque antes salieron de la casa de malos modos. De todo hay. Pues adelante. Que salgan nombres. Que se quemen nombres. Pongamos a los cuatro del PP del Senado, a los del PSOE, Podemos, etc., del Congreso, donde hay uno del PSOE, más el presidente y tenemos seis consejeros dependientes de PP-PSOE para repartir el dinero y que no se toque ningún cajón. Mientras, Ciudadanos, agarra una pataleta de niños mimados y no votan. Se van, se fueron del Congreso para no votar. Todavía no se han enterado que viajan en el tren equivocado. Que van en sentido opuesto a la sociedad española. Que nunca han gobernado. Y que ya no son la muleta de apoyo del PP. Que pasan de ellos. No se enteran, siguen groguis tras la moción.
Pues a pesar de la tormenta montada en RTVE y que no hay información independiente, el empeño es enorme por controlar el aparato mediático público. Como en otros tiempos cuando era la única televisión. Qué bochorno. ¿Y de los más de 6.000 trabajadores de RTVE, qué? Que les den, piensan en el Congreso. A los políticos les da igual. Es más: algún portavoz ha defendido la lista de su grupo con bastante cabreo porque nadie le consultó nada. Ni propuesta de nombres, ni conocimiento de nombres. No los conoce. No contaron con él, salvo para salir a la tribuna y defender su lista de aspirantes al consejo. Así funcionan los partidos. Así funciona la democracia. De pena. Perdón, quiero decir la partitocracia, que no es lo mismo.
¿Quieren regeneración y cambio en RTVE? Pues éstas no son las formas, señores políticos de medio pelo. ¿No saben cómo? Si no dan más de sí, copien. Copien cómo se hace en la BBC británica, o la ARD alemana o la RAI italiana o en otras televisiones públicas. Que dependen del Parlamento, no del gobierno de turno. Y, si no, privaticen RTVE. Así los españoles no pagarían los caprichos de ustedes y no habría que soportarles en pantalla. Es otra forma. Todas esas televisiones públicas sufren presiones, pero sus mecanismos de defensa están tan engrasados que ya no se convierten en televisiones de gobierno. Al contrario. Les suelen dar caña. De ahí su prestigio e independencia informativa. RTVE, desde 2012, ha caído en financiación, en audiencia y en influencia. Algo se ha hecho mal. O muy mal y no se vislumbra la solución.
¿Qué se está negociando ahora? El control y reparto del dinero. ¿Los informativos? Eso vendrá después. Pero interesa menos. La cuota de pantalla y audiencia de RTVE es muy reducida. Y, si no te gusta el telediario, pues cambia de canal, piensan los políticos. Hay otros canales también muy controlados por las prebendas del poder. Así estamos. Así nos va. Ni libertad, ni independencia, ni objetividad, ni profesionalización, ni trasparencia, ni ganas por recuperarlas. Con sucesos y fútbol el espectador ya tiene bastante. Seguimos avanzando, hacia atrás.