En una reciente entrega de la saga Bond, hay un momento en el que M le dice a 007, que lleva un tiempo sin dejarse ver por el MI6 y actuando por su cuenta, “gracias por volver”. A lo que Daniel Craig responde: “Nunca me fui”. Este intercambio verbal podría darse perfectamente entre los hinchas de José María Aznar y el expresidente del Gobierno español. Aznar hizo como que se retiraba, pero nunca ha desaparecido del todo, y siempre que puede le gusta ejercer de Pepito Grillo (o de lucecita del Pardo, según el punto de vista). Generalmente, cuando abría la boca era para poner de vuelta y media a Mariano Rajoy, a quien él mismo había colocado a dedo en su sitio. Parece que no le acababa de convencer el modo en que llevaba Mariano las cosas de España, y no dejaba pasar la oportunidad de recordárselo.
Ahora que Rajoy ya no está entre nosotros --aparentemente, porque con ése nunca se sabe--, Aznar ha vuelto a tomar la palabra para hablar de la necesaria refundación del centro derecha español y del papel fundamental que él --¡oh, gran estadista!-- podría desempeñar en tan gratificante labor. En el PP, como le han perdido el respeto hace tiempo, lo han enviado elegantemente al carajo y le han dicho que no hay nada que refundar, que el centro derecha español es el PP y no hay más que hablar.
Hace tiempo que Aznar está fascinado por Albert Rivera, y parece que sueña con una unión de Ciudadanos y el PP bajo su preclara supervisión. Me temo que se va a quedar con las ganas. Rivera tiene las encuestas de su parte y ya no está para unirse a nadie, como cuando intentaba que UPyD se fusionara con su partido. Y los del PP ya tienen bastante trabajo recogiendo los restos del naufragio como para intentar pedir ayuda a alguien que solo piensa en eliminar a la competencia mientras les roba los militantes a puñados.
Lo de Aznar es puro wishful thinking, y además puede volverse en su contra, pues le conviene adoptar un perfil bajo y no hacerse notar demasiado. A fin de cuentas, aunque Rajoy haya pagado los platos rotos de la corrupción descomunal del PP, ésta se remonta a los tiempos en que él estaba al mando. Si algún juez se molesta en seguir el hilo del asunto, Jose Mari acabará saliendo en algún momento y va a tener muchas cosas que explicar. Yo de él me quedaría en mi despachito de la FAES y trataría de pasar desapercibido, que la justicia española es lenta, de acuerdo, pero tampoco hay que provocarla haciéndose notar demasiado.