Para bien o para mal. Con acierto o sin él. Con la ley o contra la ley. En línea recta o torcida. Pero hay dos políticos, los únicos, que a día de hoy sí saben lo que quieren. Uno es Albert Rivera y el otro es Carles Puigdemont. Clarísimo, oiga. Amigo lector, guste o no guste, estos dos señores saben lo que quieren y por ello están luchando.
Los demás políticos están a la deriva, haciendo méritos cada día para desaparecer. ¿Qué hace Mariano Rajoy? Nada. Ir a la deriva. Dejarse llevar. No manda ni en el país ni en su partido. Oye Cristina, que ya te diré lo que tenga que decirte. Venga Mariano, te carcome la desgana. Hace días que se lo tenías que haber dicho. Que te vayas, Cristina. Nos has echado a perder Madrid. Sí, Madrid está perdido para el PP. Pues ya se fue. De la manera más humillante. Y lo que saldrá hoy de sus devaneos de cama. Eso es vida privada. Mariano el día que la nombró sustituta de González cavó su tumba. Ya lo sabía. Ahora ha tomado venganza dando largas a Cristina, buscando el error de Ciudadanos. No hay error. Se fue Cristina y no vendrá Gabilondo. Que no les gusta a Cs. Porque en un año habría que luchar contra él. Pero Mariano está tensando la cuerda. Para que se desgaste Ciudadanos. Y ocurre lo contrario. Los ciudadanos cada día están más con Ciudadanos. La masa social está fermentando y deriva hacia un horno distinto al PP.
El pan se va a cocer en el horno de Ciudadanos. ¿Por qué? Hombre Mariano, los ciudadanos españoles no salen de su asombro. No entienden cómo Hacienda y su ministro Montoro le rompen las alas al Tribunal Supremo en pleno despegue para controlar el separatismo. Nadie lo entiende. ¿Y tú, Mariano? Ah, que miras para otro lado. Sigue mirando. Pero a Pontevedra, por si queda alguna ruta de senderismo que no conozcas. Te va a quedar tiempo para pisarla. Bastante. Porque has entregado el problema catalán a la justicia y te ha salido mal. No controlas ni la fiscalía. Tu ministro de Hacienda boicotea al Tribunal Supremo y a la vez la Guardia Civil aporta pruebas contra el ministro Montoro. Queda el tema claro. Hacienda e Interior fueron chuleados el 1 de octubre con el referéndum. Vaya. Pero cómo a Zoido no se le ocurrió antes quitarle la camiseta a los votantes catalanes. Desnudos no hubiesen ido. Antes, Zoido, antes se te tenía que haber ocurrido tan brillante idea. Sin camiseta y sin calzoncillos. Y sin zapatillas. Que hubiesen ido a votar corriendo, sin zapatillas y en pelotas. Grande Zoido. Vuelve para Sevilla.
No se entiende Mariano, tu pasividad. Con Hacienda, con el Tribunal Supremo, con Cristina, con el procés, con Torrent, con el 155, con Puigdemont... con tu Gobierno que no gobierna
No se entiende Mariano, tu pasividad. Con Hacienda, con el Tribunal Supremo, con Cristina, con el procés, con Torrent, con el 155, con Puigdemont... con tu Gobierno que no gobierna. Pasotismo puro. Y desconcierto. Ya Mariano, no sabes de dónde vienen los golpes. Descontrol en Moncloa y descontrol en Génova. Da la sensación de que en Moncloa, dado el gran fracaso, sólo queréis un Govern en Cataluña para continuar en Moncloa. Continuismo y a seguir como sea. ¿Elecciones? ¡Quién ha nombrado esa palabra! Fuera. Uf, Mariano, como Rivera se cabree. Nada de presupuestos y derechitos a elecciones generales. Te salva que no tiene prisa, de momento.
¿Y elecciones en Cataluña? ¿Lista única? Y Puigdemont president. Adiós Mariano. Tanto no sé si resistirás. Puede ser demasiado. Una lista única en Cataluña con Puigdemont en cabeza y la crecida del Ebro-Rivera pueden ser demasiado para ti y para el PP. Tiempos nuevos. Como los árboles nuevos que en dos días se han cubierto de hojas y de nuevas ramas. El calor y el milagro de la primavera. Viene con fuerza, como el nuevo partido de Ciudadanos. El invierno pepero se queda atrás y sin opciones de nuevos brotes. Está el árbol podrido, Mariano, y tú eres el responsable. Te podarán a ti, aunque seguro que no le das tiempo, te vas antes. Por el mal olor que desprende el partido y porque hueles la derrota.
La sociedad avanza en la dirección contraria marcada por Rajoy y su Gobierno. Mariano no controla la política ni a sus colegas de partido. Cada uno va a lo suyo y con la navaja desenfundada. Peligro. Negocian y buscan ser candidatos por su cuenta y riesgo. Pero tú, Mariano, no llamas al orden a nadie. Ya no estás para nada. El PSOE no se sabe a qué juega. Podemos juega al suicidio. Ambos están en la cuesta abajo y sin frenos. Sólo Rivera y Puigdemont tienen claros sus objetivos. Guste o no guste. Y van a por ellos.