Habitualmente analizamos la Contabilidad Nacional por el lado de la demanda y el uso de la renta en consumo, inversión y sector exterior. Pero Antonio Maqueda en El País ha escrito un tema muy interesante pero desconocido para la mayoría de españoles y buena parte de los economistas: la contabilidad por sectores institucionales.
10.000 millones menos en salarios
En la primera recesión de 2008, el ajuste de las empresas se concentró en el empleo, especialmente en el sector de la construcción, al pasar de 700.000 viviendas iniciadas a 30.000 tras el pinchazo de la burbuja.
En 2012, tras la reforma laboral y el rescate, el ajuste fue vía destrucción de empleo y bajada de salarios. Y desde 2014, el aumento de la masa salarial ha sido exclusivamente vía empleo ya que el salario medio ha estado estancado. El resultado es que las empresas pagan 10.000 millones menos en salarios que en 2008.
Ahorrar antes que invertir
La crisis financiera ha condicionado el comportamiento de las empresas. En 2007 las empresas españolas tenían deudas por valor del 125% del PIB, muy por encima de las empresas de nuestros socios europeos. Por eso España ha sufrido más en esta crisis.
En 2017 debían el 98% del PIB, 27 puntos menos que hace una década y 7 puntos menos que nuestros socios europeos. La reducción de deuda junto a la política monetaria del BCE con tipos al 0% y compras de deuda para reducir nuestras primas de riesgo ayuda a explicar que las empresas españolas paguen 55.000 millones menos en intereses que en 2008.
Los inversores internacionales cortaron radicalmente el acceso al crédito de los bancos españoles y estos, sin acceso a la liquidez y con graves problemas de solvencia, cortaron en seco el crédito a las empresas. Las empresas entraron en modo supervivencia y, como nos enseñó Keynes, el ajuste fue vía empleo y eso explica el fuerte aumento del desempleo.
Es una mala señal que en la era de la tecnología global y con tipos de interés en mínimos históricos las empresas no vean nuevas oportunidades de inversión
El comportamiento anómalo se produce desde 2013. Como nos enseñó el economista Richard Koo, tras una crisis de deuda, las empresas tienen fobia a endeudarse. Eso explica que hayan pasado de una necesidad de financiación (ahorro menos inversión) de 50.000 millones a un exceso de 34.000 millones. Eso significa que las empresas no ven proyectos de inversión rentables y prefieren ahorrar.
Hoy las empresas españolas financian a las familias que vuelven a invertir más de lo que ahorran. Una mala señal que en la era de la tecnología global y con tipos de interés en mínimos históricos las empresas no vean nuevas oportunidades de inversión.
Mala distribución de la renta
Las empresas siguen con el trauma poscrisis pero muchas de ellas ya no están en crisis. Sin embargo, estamos en el conflicto que Marx describió en El Capital entre trabajadores y capitalistas. Con los tipos al 0% y el bono de deuda pública a 10 años cercano al 1%, la rentabilidad del capital debería haber bajado. Sin embargo, las empresas pagan en dividendos 62.000 millones, 15.000 más que en 2007 cuando los tipos del BCE estaban al 4% y el bono a 10 años próximo al 5%.
Esto se explica por la reforma laboral que descausalizó el descuelgue de convenios salariales. Y ahora Ciudadanos propone descausalizar el despido, una propuesta que ni Aznar en el año 2000 con mayoría absoluta se atrevió a aprobar, aunque por ideología le habría encantado hacerlo.
Falta de innovación y mala distribución de la renta ayudan a explicar que el trauma de la crisis y el cabreo de los españoles continúe. Y ahora con los pensionistas en las calles también, así como también la fragmentación en el Parlamento y la ingobernanilidad. Esta legislatura ha sido en la que menos leyes se han aprobado desde 1977 y las encuestas anticipan aún una mayor fragmentación en la próxima.
La sociedad española ha demostrado desde 1975 su capacidad de adaptación al cambio y superación de vicisitudes. Falta vida inteligente y un plan para poner este desorden y canalizar la energía a la creación de inversiones que generen empleos de calidad y que paguen salarios dignos. Ahora, como enseñan las leyes de la termodinámica, parte de la energía generada por los españoles se va por el tubo de escape y reduce potencia y eficiencia al motor.