Uno de los principales objetivos ideológicos de todas las derechas ha sido el de liquidar el concepto de clases sociales y el conflicto de clases. La economía fordista con sus grandes conglomerados industriales creaba un marco favorable para la existencia de un instinto colectivo de la clase trabajadora que a la vez favorecía su conversión en conciencia de clase. En estos momentos, una vez superada esta etapa, la clase dominante trata de evitar que se mantenga viva la conciencia colectiva de la clase trabajadora.

Desde su dominio de los aparatos ideológicos y de los medios de comunicación, la hegemonía de la derecha dominante se traslada también al debate político. Las derechas políticas siempre intentan enfrentar entre ellos a los diversos sectores de las clases trabajadoras para que se olviden de todo lo que les une y también de la explotación que todos juntos sufren.

En nuestro país tenemos muchos ejemplos de estas políticas que pretenden presentar como privilegiados sectores de la clase trabajadora que tienen unas condiciones mejores que otros, y así desviar la mirada de la clase realmente privilegiada.

Recordamos cómo desde los gobiernos de derechas se ha satanizado al funcionariado por el hecho de tener garantizado su puesto de trabajo. En situaciones de crisis se justificaba su congelación salarial bajo el pretexto de que “ellos no sufrían por su puesto de trabajo como otros”.

Las derechas políticas siempre intentan enfrentar entre ellos a los diversos sectores de las clases trabajadoras para que se olviden de todo lo que les une y también de la explotación que todos juntos sufren

También hemos oído tratar de privilegiados los trabajadores fijos, como si ellos fueran responsables de la precariedad de los no fijos. Todos hemos visto que cuando se han querido recortar las condiciones de despido de los fijos siempre se ha hecho referencia a la dualidad del mercado de trabajo como si la precariedad fuera culpa de las condiciones de trabajo de los fijos. Siempre se rehúye el hecho de que al capital le interesa el trabajo precario porque, entre otras cosas, especialmente en momentos de crisis, le beneficia para presionar a la baja las condiciones de trabajo de los trabajadores fijos. Y hemos visto como desde sectores de la derecha política como Cs se defiende un tipo único de contrato que significaría en la práctica la rebaja de las condiciones de todos los trabajadores unificándolos en la precariedad.

También en el tema de las pensiones vuelven a defender su voluntad de enfrentar los diversos colectivos de la clase trabajadora. Así, hemos visto cómo primero se ha acusado a los pensionistas de ser los que menos han sufrido la crisis en sus pensiones. Sin valorar que las pensiones son en muchos casos reducidas en cuanto a su cuantía, y en el hecho de que en muchos casos los pensionistas han sido los que han mantenido un mínimo bienestar de muchas familias afectadas por la crisis.

Y a la vez amenazan a los futuros pensionistas planteando que sus pensiones serán peores que las de los actuales pensionistas, con lo cual crean incertidumbre sobre las pensiones futuras y parecen culpabilizar a los actuales perceptores de pensiones.

La derecha utiliza todos sus medios para tratar de crear divisiones y envidias primarias dentro de la propia clase

Finalmente, se ha visto con la actuación del PP en los presupuestos, tratan de separar los pensionistas en razón de la pensión que disfrutan, sin explicar que en todo caso esta es resultado de sus cotizaciones y se quiere dividirlos entre aquellos que cobran menos y los que cobran más, como si la situación de unos fuera consecuencia de la de los otros.

La derecha trata de enredar. Quieren limitar el análisis de la situación de las pensiones a ellas mismas sin entrar en la responsabilidad que se tiene desde la política de garantizar unas pensiones adecuadas y dignas, y en el hecho de que nuestro país sea de los que menos dedica en el presupuesto de pensiones en relación al PIB.

La derecha utiliza todos sus medios para tratar de crear divisiones y envidias primarias dentro de la propia clase, de hacer aparecer unos sectores como privilegiados frente a otros que están en peor situación. Parece que se quiera reducir el problema a que es entre la clase trabajadora donde se tiene que repartir la situación de las desigualdades existentes. Quieren obviar la evidencia del hecho que, mientras el conjunto de las clases trabajadoras y populares han salido perjudicadas de la crisis económica, los sectores más poderosos han salido beneficiados en gran medida. Y que es en esta contradicción entre la gran cantidad que ha ganado una minoría privilegiada y la gran cantidad que ha perdido la gran mayoría donde se tiene que situar la gran contradicción y la razón de la desigualdad.