El vacío político ha roto las barreras invisibles. La herencia que los indepes recibieron de Artur Mas y Andreu Mas-Colell desmonta hoy los blue chips de la economía catalana ¿Cuándo exigiremos responsabilidades a los falsos patriotas de Waterloo? El día que Gas Natural y Abertis trasladaron sus sedes corporativas a Madrid, Cataluña perdió la sinergia de sus cuarteles generales. Fue una medida defensiva de las empresas ante la insolencia criminal del procés. Aquel día abandonamos el efecto sede por el que tanto lucharon, entre otros, el malogrado ingeniero Pere Duran Farell o el financiero Isidro Fainé, catalanista profundo a fuer de europeísta y campeón indiscutible del mercado financiero global. Era salir de la cueva o morir. Al abandonar la tierra baldía que se quiere lejos del euro, la clase dirigente se tapó las orejas para no oír la llamada de la tribu; pero, desgraciadamente, el sufragio del 21D devolvió la voz fervorosa al altar de los agraviados.

La historia de la economía es una forma disfrazada de ficción. Nada es lo que parece; ni siquiera, la estética que proclama la autonomía de sus operadores mas consagrados. El poder del más fuerte decanta. Y el más fuerte es el Estado resumido hoy por Mariano Rajoy, sus dos alfiles ministeriales, los gemelos Alberto y Álvaro Nadal, y Florentino Pérez, el chairman de ACS que cenó en Moncloa la primera semana de marzo para pactar los términos de su asalto --por la rampa de Abertis-- al nido de águilas, la última planta de las Torres Negras de Diagonal. Así apuntaló el riesgo político de la operación, gran preocupación del grupo italiano. Y lo hizo mientras el núcleo operativo de Fainé --el mundo de Jordi Gual, Jaume Giró, Francisco Reynés o Gonzalo Gortázar-- rendía culto a la asignación racional del mercado, estandarte de una de las economías más industrializadas del planeta; por supuesto, lejos de la inquina de los políticos soberanistas, zopilotes del peor estilo. Todo ello dando por sabido que los consejos y comités de CaixaBank, un peldaño factual por debajo del nido, se celebran en la esquina floral del Banco de Valencia, en la antigua sede de la burguesía del Turia --los Trénor, Boluda, Noguera o Calabuig, entre otros-- la sociedad de la Terreta, como la describió el gran González-Ruano, con brocados de cashmere y pulseras de Cruciani.

 

isidro faine

 

El Jarama de Florentino ha sido esta vez Abertis. Pero su victoria es solo parcial, ya que se trata de una gloria cedida tácticamente a la italiana Atlantia, la empresa que consolidará en su balance a la concesionaria. Una vez más, antes muerta que sencilla; antes italiana que catalana, como ya ocurrió con Endesa, cuando Aznar y Rodrigo Rato cerraron el paso a Gas Natural para que el insuficiente Pedro Solbes firmara el desastre (ya bajo la égida menor de ZP) entregándole a la italiana Enel la gran compañía eléctrica española. Así perdimos Endesa, flor marchita de la sinrazón; riqueza tácita de nuestras cuencas fluviales (Pirineos, Gredos, Sierra Nevada); potencia de las nucleares pagadas por todos a golpe de tarifa y símbolo versátil de los ciclos combinados sobre el cinturón marino. La traición eléctrica que empezó Piqué en su ley de 1997 y la voracidad de la oligarquía extractiva de Aznar hicieron el resto. Ahora, la historia se repite. El liberalismo doctrinal antiintervencionista de la derecha es el gran traficante de influencias en el caso de Abertis.

En la foto final de una guerra de clanes, Florentino Pérez posa en el centro dándose la mano con Giovanni Castellucci, CEO de Atlantia y representante de los Benetton, accionistas de control; entre ellos media también el presidente de Hochtief (filial alemana de ACS), Marcelino Fernández-Verdes. Nace el líder mundial indiscutible del sector de las infraestructuras. Al incorporar a Hochtief, una de las mayores constructoras del mundo, con Atlantia y Abertis, la resultante sumará el mayor número de proyectos en régimen de concesión que existe en el planeta. Y le quieren añadir otros muchos proyectos ya en marcha valorados en 200.000 millones de euros. La guerra por el control de Abertis no ha terminado en troceo porque la síntesis hispano-italiana ha dispersado a los grandes fondos, como BlackRock y Bestinver, que optaban a una parte del pastel para colocarlo después en el mercado a precios de coste de oportunidad. Ahora, los ganadores sitúan el precio de la acción por debajo de la cotización de Abertis, mientras la mano invisible del mercado se encarga de anunciar una aceptación masiva del pequeño accionista. Con la liquidez asegurada, el trío ACS-Hochtief-Atlantia puede poner el cartel de no hay billetes, que tanto le gusta a Floren en las tardes del Bernabéu.

Fainé es un corredor de fondo; empezó muy joven en banca, estudiando y trabajando a la vez; él personalmente enseñó a sus padres a leer y escribir

El acuerdo entre ACS y Atlantia cierra la puerta, en principio, a que Criteria Caixa continúe en el capital de Abertis como socio. Aunque todavía se desconoce exactamente cómo se reformulará la oferta de adquisición, la estructura de la OPA contempla sacar de cotización a Abertis y, posteriormente, depositar todas las acciones en un holding, dejando fuera a La Caixa. Hoy por hoy, Criteria Caixa controla el 21,55% del capital (valorado en 3.900 millones de euros) de la concesionaria, mientras que Atlantia solo se reserva el derecho a comprar. Todo se andará. Fainé es un corredor de fondo; empezó muy joven en banca, estudiando y trabajando a la vez; él personalmente enseñó a sus padres a leer y escribir, tal como lo recordó un perfil de Financial Times. Es un negociador dulce, contrario al pleonasmo y duro de roer; pertenece simbólicamente a este mundo anglosajón que admira la meritocracia.

La Caixa empezó el baile de Abertis a base de un canje de acciones con Atlantia, hasta que apareció ACS en el papel de alternativa para asegurar la españolidad de la operación. Era el veto no reconocido de Moncloa, ante el que Caixa reaccionó inútilmente colocando al CEO de Abertis, Francisco Reynés, en Gas Natural. Pero el gambito no resultó. Y así hemos entrado en la victoria (¿final?) de Florentino y Benetton.

Para no gustarle las batallas financieras, Rajoy se ha mojado esta vez. Voló sobre el nido de Fainé y hasta le culpó indirectamente de ser demasiado tolerante con los nefandos indepes. Pero al banquero global y ciudadano español nadie le puede acusar de no haber defendido la autonomía de los negocios que tiene entre manos. La Caixa fundada por Moragas i Barret en 1904 sigue siendo una entidad imprescindible en el valle del euro; y su patronato mantiene el sello de origen; es la tercera fundación del planeta en volumen de inversión, después de Bill y Melinda Gates, y de la biomédica Wellcome Trust.