-Buenos días señor Béjar: ¿Se va a aprobar ya la Operación Chamartín?
-Sí. A toda prisa.
-Habrá que esperar al nuevo ayuntamiento. ¿No?
-No. Nada de eso. Se aprueba ya.
Rotundo. Claro. Sin ambigüedades. Se gira el señor Béjar, jefe de Distrito Castellana Norte (DCN), dependiente del BBVA, y Constructora San José, y le da la espalda a esta periodista para no seguir hablando. Porque no quiere y porque no le caemos simpáticos. ¡Qué se le va a hacer! No hemos entrado en su juego y no nos presta atención. Nos ignora. Es el precio de la independencia.
La respuesta ha sido clara. El mensaje contundente. Hay prisa. Mucha prisa por dar el sí a la Operación Chamartín. Con este ayuntamiento. Antes de que se rompa. Lo manifestó el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, hace unos días en un desayuno organizado por Nueva Economía. “Estamos dando un nuevo impulso a la Operación Chamartín. Adif pone el suelo, recuperamos 1.200 millones de euros para construir la nueva estación”. Deducimos de aquí que Adif será el constructor de la estación. También que se convierte en el primer especulador en la operación. Que tasa el beneficio para todos. Y que marca el precio por metro cuadrado de los terrenos, resultado de dividir el monto de la venta (1.200 millones de euros) por el número de metros cuadrados que tiene. Bueno, antes de empezar las obras de la operación parece que Adif ya cobra los beneficios. ¿A cambio de qué? Aunque se sospeche, no se sabe. De momento ese gasto se lo ahorra a DCN y al Ayuntamiento de Madrid.
Cada vez parece más claro el pasteleo. Y que Adif queda fuera de las inversiones públicas. ¡Madre mía! Nadie que defienda a los ciudadanos. Porque DCN va a su negocio, como debe; y el ayuntamiento no se sabe a qué negocio va, si es que va a alguno. ¿Al que marquen Carmena y el concejal encargado de urbanismo Calvo? ¿A algún otro próximo a ellos? Tiene pinta que sí. Tras los últimos acontecimientos en el ayuntamiento. Con la salida del concejal de Hacienda, Carlos Sánchez Mato, y la aprobación del Plan Económico y Financiero (PEF) que contentaba a Montoro y que tuvo los votos del Partido Popular ¿De qué partido? Sí, ha leído bien. Del Partido Popular que está en la oposición. Pongámonos en guardia. Por si hay algo oculto tras este pacto. Pero nadie dirá qué. Nadie.
Cada vez parece más claro el pasteleo. Y que Adif queda fuera de las inversiones públicas. ¡Madre mía! Nadie que defienda a los ciudadanos
Mientras tanto el señor Béjar (DCN) se hace el escurridizo y desaparece, entre moquetas en algún caso, o por una acera de la calle de Alberto Alcocer, alcalde de Madrid en las dictaduras de Primo de Rivera y Franco.
El señor Bravo (Adif), por su parte, negocia en las catacumbas, como parece tiene por costumbre, para servir al ministro low cost De la Serna. ¿Low cost un ministro? La ocurrencia no es nuestra, la copiamos. No copiamos, constatamos que Juan Bravo permanece mudo e invisible para la Operación Chamartín. Conviene silencio. Hay presentada una Proposición no de Ley (PNL) en el Congreso de los Diputados en la que se le cita por su vinculación con lo que la Guardia Civil llamó Operación Lezo (Irregularidades en el Canal de Isabel II). “Atendiendo al perjuicio para la imagen de la compañía pública Adif, el Gobierno procederá al cese de Don Juan Bravo Rivera de la presidencia del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias”, se pide. Entonces Bravo era Consejero de Hacienda de la Comunidad Autónoma de Madrid, hoy preside Adif.
¿Y el proyecto? ¿Qué proyecto se va a realizar en la Operación Chamartín? Seguro que aciertan. Sólo hay uno hecho con profesionalidad, tiempo y detalles. Ahora las fechas pactadas acucian, los políticos presionan y los técnicos trabajan entre celos y recelos. Con retoques y cambios se tomará como base el viejo proyecto del decano del Colegio de Arquitectos de Madrid, José María Ezquiaga. ¿Se lo han comprado? Parece que no. ¿Se lo están copiando? Respeto a la propiedad intelectual y presunción de no plagio. ¿Cómo se hace eso? No lo dicen. Se supone, algunos lo aseguran, que abundan los subterfugios y "el respeto debido a la capacidad e inteligencia de todos". Pues adelante con los faroles. Todo sea porque empiece de una vez la Operación Chamartín. Que el equipo de gobierno municipal quiere dejar atada por si no repiten en el próximo ayuntamiento para el que queda algo menos de año y medio. Aunque, eso sí, pasando de los ciudadanos, de sus reivindicaciones y de lo que se predicaba.
¿Y qué hace la izquierda? Morderse las vísceras. IU, mucho amenazar, al final traga. Obedece a un Pablo Iglesias que anda de apagafuegos por ahí. Para eso queda. Y se entrega al PP para aprobar la operación a finales de este año, si quedan días, o al próximo.
¿Y el PSOE? ¿Existe el PSOE? Nadie da crédito a su silencio. Han sido los socios, ahora se quedan fuera y aquí nadie mueve la lengua. ¿Cuál ha sido el precio? ¿Se sabrá?. Si la jugada del matrimonio Carmena-Leira no sale bien, adiós a un ayuntamiento que saltará por lo aires. Su equilibrio se hará astillas y habrá que esperar al próximo. Veremos, que dijo un ciego. Aunque la frase más acertada es de un integrante del ayuntamiento: “Aquí todo el mundo está desnortado”. Ni que lo digas. Se ha perdido el norte, la dirección norte, la dirección Chamartín.
Se ha pasado del aplauso a la decepción, dice el maestro Eduardo Mangada. Porque esto supone una derrota de los poderes públicos que renuncian a construir y gobernar la ciudad. Los ciudadanos pagarán las consecuencias. No cuentan, o cuentan poco. Ahora hay prisa por aprobar el proyecto.
El gran negocio está en marcha. Y oculto.