Saleroso y sandunguero, achicando las distancias o, como diría una señora a la salida del acto, "al menos este es simpático". Al candidato del PSC se le veía entregado, seguro del terreno que pisaba, moviéndose en el presuntuoso Círculo de Economía como pez en el agua. A lo largo del posterior coloquio se dirigía por su nombre de pila, una cómplice familiaridad, a los distinguidos miembros de la entidad, que pretendían con sus ingeniosas y alambicadas preguntas poner en un brete al líder socialista que se salía del envite por chicuelinas. En las primeras filas se encontraban los profesionales de la llamada sociedad civil, aquellos sin cuya presencia no hay acto que se puede celebrar, verbigracia el notario López Burniol que siempre da lustre, junto a él el antiguo droguero de Sarrià, el señor Reverter, y más atrás los restos del naufragio de Unió Democràtica, el señor Espadaler, que concurre en la lista socialista por la cosa esa de la transversalidad.
Iceta, con el glamur propio de vecino del Eixample, es un pura clase media, el prototipo de la menestralía que se maneja con hechuras de vendedor de seguros o de coches de segunda mano. Su propuesta es muy sencilla: la senda de los elefantes. Volver a los orígenes, al catalanismo no independentista, darle a la moviola y rebobinar la película hasta llegar al Estatuto, allá donde le dejamos tras la sentencia del Constitucional. Todo ello bajo el glorioso estandarte del seny catalán o "lo bien que se come de Madrid, pero no tiene mar como Barcelona". He creído percibir un cierto quebranto en su voz cuando nos ha sugerido aprovechar el clima navideño para recomponer las fracturas de la sociedad catalana; entre familiares, amigos, compañeros de trabajo... solo ha faltado que sonasen las notas de algún villancico. Él no es de bloques, ni de revanchas, ni de llevarnos al actual "siniestro total" a que ha quedado reducido en su opinión el vehículo de Cataluña conducido por el independentismo y con nosotros dentro.
Eso sí, ni en las peores de mis pesadillas hubiera podido imaginar que un socialista de piedra picada acabase reivindicando los valores que proclamaba Jordi Pujol ex cátedra. El trabajo bien hecho, la recuperación del catalanismo de toda la vida y la posibilidad de fotografiarse con quien a uno le venga en gana. Iceta se ha sacado de la manga la sociovergencia, como quien se saca un conejo de la chistera, para salir del atolladero porque, como dice la zarzuela de La Verbena de la Paloma, "hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad".