Parecía que las encuestas apenas detectaban desgaste alguno de las listas independentistas, a pesar del final estrafalario del procés y de la evidencia de las mentiras de sus impulsores en temas tan trascendentes como la fuga de empresas o el reconocimiento internacional.
La explicación a tan anómala situación era que el voto independentista es básicamente emocional y que los incidentes del 1-O, la fuga de Puigdemont y el encarcelamiento de Junqueras y otros dirigentes secesionistas tapaban cualquier error y favorecían el mantenimiento del voto al bloque independentista, todo lo más, con algún ajuste interno.
Pero la situación está cambiando. La encuesta del CIS, elaborada entre el 23 y 27 de noviembre, ya daba un empate técnico en número de votos entre las tres formaciones secesionistas (44,4%) y las tres constitucionalistas (44,3%) aunque con clara ventaja en escaños para los secesionistas --67 a 60-- y un papel de árbitro para los comunes con 9 escaños.
La tendencia se ha reforzado según la encuesta de GAD3, elaborada entre el 4 y el 7 de diciembre. En este caso los constitucionalistas adelantan claramente a los secesionistas en número de votos (47,1% frente a 44,7%), aunque se mantiene un diferencia a favor del bloque secesionista de 5 a 7 escaños (60-61 frente a 66-67). Los comunes se quedan con 8 pero mantienen su carácter decisorio a la hora de investir presidente. En este escenario lo lógico es que los comunes, por respeto a la voluntad popular, se inclinarán del lado constitucionalista aunque sin duda su candidato entraría en el juego de los presidenciables.
A la vista del número de indecisos y de la tendencia de los últimos días, no es exagerado afirmar que el sorpasso de Cs, PSC y PP sobre ERC, JxCat y la CUP, también en número de escaños, es perfectamente posible
Llama la atención que un cambio de casi tres puntos en votos a favor de los partidos constitucionalistas, entre una encuesta y otra, tenga tan poca repercusión en número de escaños (uno o dos). En cualquier caso los restos deben estar muy ajustados y, a la vista del número de indecisos y de la tendencia de los últimos días, no es exagerado afirmar que el sorpasso de Cs, PSC y PP sobre ERC, JxCat y la CUP, también en número de escaños, es perfectamente posible.
En este escenario, un presidente/a constitucionalista sólo necesitaría la abstención de los comunes, lo que a la vista de la imposibilidad del llamado tripartito de izquierdas (queda lejos de la mayoría absoluta) es una opción a tener en cuenta tanto por el cambio de ciclo en Cataluña, reflujo secesionista, como por los intereses de Podemos a nivel español, que tendría muy difícil explicar su apoyo a los secesionistas derrotados en número de votos y escaños.
Desde luego, nada esta decantado, nada es definitivo. Pero lo que parecía imposible hace quince días ya no lo es.