El alineamiento con el independentismo de personajes como Assange y Varoufakis, o la llegada a Barcelona de "revolucionarios" de otros países, es significativo de lo que está en juego. A todos ellos lo que les importa es desestabilizar Europa y les trae al pairo la independencia de Cataluña. Utilizan al movimiento independentista y su capacidad de movilización para tratar de convertir Cataluña en un foco de conflicto del que el independentismo es el compañero de viaje ideal. Por ello, no es extraño que se hayan multiplicado las alarmas de riesgo de violencia que, de concretarse, tendrían al conjunto de catalanes como víctimas.
Lo que en realidad está en juego no es la independencia, sino la estabilidad social, la prosperidad y la paz
La independencia carece de capacidad para triunfar pero sí puede ser utilizada por los enemigos de la UE como fuerza de choque para su afán desestabilizador. Barricadas, cócteles molotov, piedras, quema de contenedores son una imagen que castigaría duramente a Barcelona, sobre todo a pocos días del atentado yihadista. Y, si hubiera víctimas, el riesgo de confrontación civil violenta no debe menospreciarse dada la escalada de tensión y de odio que se vive en Cataluña.
Los conflictos civiles siempre parecen imposibles hasta que estallan. Ojo, pues. No se engañen. Lo que en realidad está en juego no es la independencia, sino la estabilidad social, la prosperidad y la paz. Los independentistas de buena fe que quieren a Cataluña deberían reflexionar, antes de que sea demasiado tarde. La chispa que nos arrastre al infierno puede saltar en cualquier momento. ¿Exagero? Ojalá.