En noviembre de 2001 los Mossos d'Esquadra se desplegaron en el Vallès Oriental gracias al acuerdo entre José María Aznar y Jordi Pujol. Se multiplicaron por cinco los efectivos policiales, tal cual, y eso se notó en que no descendiera el nivel de seguridad pública. La inexperiencia fue equilibrada con más presencia policial.
No vean en esta afirmación una crítica a los Mossos sino la constatación de una realidad. Escribí entonces que crear una policía de nueva planta tenía sus riesgos porque es la experiencia, más que la pericia profesional, la que da resultados. Ningún uniforme me incomoda, sino que me da confianza. No distingo los colores. Soy daltónico porque sé que todos me ayudarán si estoy en un apuro. Gracias a Dios no soy un antisistema. No me fío de los que los repelen. Si viviera en Estados Unidos sería otra cosa, pero vivo en España...
El proceso de relevo generacional se da de forma natural en un cuerpo policial consolidado, novatos patrullan con veteranos
Casualmente, una semana después, en un faldón de la página dos de La Vanguardia, el director decía lo mismo. No es que me leyera, sino que era su análisis tras las quejas de payeses de L’Empordà y la Garrotxa por el incremento de la inseguridad rural, después del repliegue de la Guardia Civil en esas comarcas de Girona.
El proceso de relevo generacional se da de forma natural en un cuerpo consolidado, novatos patrullan con veteranos, por eso fue vital el fichaje de los Mossos de mandos de las Fuerzas de Seguridad del Estado que, mejor remunerados, aportaban la experiencia necesaria.
En un editorial de hace 16 años expliqué que un cuerpo de policía eficaz necesitaba la experiencia de, al menos, una generación. Como la primera promoción es de 1981 --en el argot de los Mossos se conoce como generación cero--, quiere decir que el bagaje actual de experiencia es de 36 años. Hoy, de aquella primera generación, quien no se han jubilado, manda.
He conocido personalmente a media docena de mayorales, mandos de las siete regiones policiales que tiene Cataluña. No hablo de oídas sino de lo que me explicaron esos mandos que entrevisté en largas sesiones de dos horas, sin prisa, en las que rememoraban su experiencia. Mis entrevistas eran de confesionario. Sabía ganarme su confianza.
Una de las muchas cosas que recuerdo es que la promoción cero, la primera, hizo un cursillo intensivo en una academia de la policía de la entonces República Federal Alemana que le costó un potosí a la Generalitat de Jordi Pujol porque el gobierno de Adolfo Suárez se negó a pagar una factura que a los Mossos les podía salir gratis en la academia especializada de la Guardia Civil donde se adiestraban las unidades de élite. Luego se abrió la academia de Mollet.
Ahora los Mossos d'Esquadra ya tienen una experiencia que les capacita para actuar eficazmente: en doce horas neutralizaron una célula de doce terroristas
Cuento esta historia porque ahora los Mossos d'Esquadra ya tienen una experiencia que les capacita para actuar eficazmente: en doce horas neutralizaron una célula de doce terroristas.
Obvio la consideración política que me merece el actual conseller de Interior, Joaquim Forn, un convidado de piedra, colocado por ser un separata de pedra picada como el Molt Honorable hijo del pastelero de Amer. JF es un hijo de madre ecuatoriana...
Quien manda es el Major Josep Lluís Trapero. Serio y competente, de Santa Coloma de Gramenet, territorio comanche. No es de la generación cero, entró en los Mossos en la década de los 90. Pasó por delante de los siete mayorales del cuerpo. No es como Forn, un político, sino un policía aplomado.
PD: Miquel Sellàres, primer responsable de la policía autonómica, elaboró un informe en el que propuso al último gobierno de Pujol que el cuerpo de los Mossos d'Esquadra pasara a denominarse Policia de Catalunya. ¿Por qué? Porque a finales de los ochenta se descubrió en Valls el acta de fundación de este cuerpo policial, el más antiguo de España, creado por el enemigo, Felipe V, para combatir los últimos reductos tras la caída de Barcelona en 1714...