Las primeras elecciones democráticas en España se celebraron hace 40 años. Nuestra democracia es aún muy joven comparada con otras democracias más avanzadas, pero es el mayor periodo democrático de la historia de España. Este economista observador tenía seis añitos en 1977. Por lo tanto, hoy toca agradecer a mis padres, a mis abuelos y a sus generaciones que nos hayan permitido disfrutar de 40 años de libertad, ser europeos de pleno derecho, crear una clase media inexistente, desarrollar la educación, la sanidad, el sistema de pensiones y ser un país desarrollado con problemas pero problemas de países desarrollados.
El maestro Luis Ángel Rojo explicó muy bien lo que supuso para la economía española la democracia. Desde que aprobamos la Constitución, España ha sido la economía más dinámica de Europa con un crecimiento del empleo del 50%, más del doble que Alemania y cinco veces más que Francia y nuestros vecinos portugueses. En 1980, el 25% del empleo en España se producía en la agricultura y la ganadería, y hoy sólo es el 3%. Por lo tanto, si comparamos el empleo no agrícola la diferencia sería aún más espectacular.
La producción industrial ha crecido un 40% desde que murió Franco. Pero las exportaciones de bienes industriales se han multiplicado por nueve. Eso sólo puede explicarse por un crecimiento de la productividad por ocupado sin precedentes en nuestra historia. Y un salto de productividad de esta magnitud se produce gracias al desarrollo espectacular de la educación y el capital humano, de las infraestructuras, del capital físico en las empresas, del capital empresarial y de la llegada masiva de inversión extranjera que aumentó el nivel de competencia de las empresas españolas.
El sector servicios ha acaparado el crecimiento del empleo. La mayoría en el turismo, que es una industria en sí misma. Una industria que ha sido clave para reducir la enorme brecha de renta entre las regiones más industrializadas y las menos (la mayoría en el sur). En Andalucía, el empleo ha crecido un 75% desde que llegó la democracia y, aunque sigue teniendo una renta por habitante y una productividad menor que la media, ha cerrado la brecha de forma significativa.
En las décadas de los 60 hasta los 80, los andaluces emigraban masivamente, principalmente a Francia y Alemania y, dentro de España, a Cataluña. En la actual crisis, Andalucía ha sido la comunidad autónoma donde más ha crecido la población en edad de trabajar según la EPA.
Al aumentar la productividad, la renta por habitante y el nivel de vida, también hemos incrementado mucho el consumo y la creación de empleo de servicios domésticos
Somos líderes mundiales en servicios de ingeniería, telefonía, construcción, gestión aeroportuaria. Y nuestra cuota en la exportación mundial de servicios es casi el doble que la del PIB. Al aumentar la productividad, la renta por habitante y el nivel de vida, también hemos incrementado mucho el consumo y la creación de empleo de servicios domésticos. Sin duda, el crecimiento más espectacular se ha producido en los servicios médicos. En 1976, en España había 70.000 médicos colegiados y sólo 10.000 de ellos eran mujeres. En 2016, había 240.000 (más del triple) y la mitad eran mujeres (que se han multiplicado por doce). Tras 40 años de democracia, la mayoría de los médicos trabajan en la sanidad pública.
Pese a que se está produciendo una recuperación del empleo desde 2014, seguimos muy lejos de los niveles de 2007. Los más afectados son los jóvenes que dedicaron mucho tiempo y esfuerzo en formarse y ahora ven frustradas sus expectativas con sueldos precarios que no les permiten tener vidas estables en España. Y, sobre todo, los parados, especialmente los de larga duración que han perdido la prestación y que se levantan cada día esperando que la creación de empleo les toque a ellos
Ya lo dijo Machado, "caminante, no hay camino, se hace camino al andar". Tenemos que seguir mejorando la educación y sobre todo la la ciencia y la investigación para volver aumentar la productividad y el empleo. Tenemos que recuperar el consenso constitucional y derecho a compartir, también reconstruir el contrato social que se ha visto muy dañado por esta maldita crisis. Y tenemos que cuidar mejor nuestro planeta y reducir nuestras emisiones contaminantes, para que dentro de 40 años podamos tener mejor nivel de vida y que mis hijos y su generación nos agradezcan lo conseguido y sigan trabajando para que sus hijos vivan aún mejor.
La solidaridad intergeneracional es la pieza que resuelve el puzzle del progreso 40 años después, y hay que conservarla y cuidarla. Al volver la vista atrás se ve la senda que nunca has de volver a pisar. Caminemos y construyamos todos juntos nuevas estelas en la mar.