La posibilidad de que Marine Le Pen pueda llegar a la presidencia de Francia y el impacto que tendría en la continuidad de la Unión Europea, ya debilitada por el Brexit, ha hecho que estos días se hayan multiplicado los artículos de intelectuales catalanes partidarios de la secesión de Cataluña pero que se declaran europeístas convencidos y alertan sobre los peligros del triunfo de la líder antieuropeísta.
La certidumbre de que la destrucción de la Unión Europea, amenazada por los nacionalismos estatales pero también por los nacionalismos subestatales, no va a alumbrar un mundo mejor sino que nos devolvería a la Europa de la primera mitad del siglo XX, es, en mi caso, la razón más poderosa para oponerme al secesionismo. Soy de los que piensa que, con todos sus defectos, la unidad europea nos ha dado el mejor periodo de la historia del continente, en términos de riqueza, justicia, democracia, paz y libertad individual.
Por eso me parece profundamente contradictoria la postura de los nacionalistas catalanes que se declaran europeístas convencidos --básicamente, una parte del PDECat-- pero al mismo tiempo apoyan la secesión de Cataluña, de consecuencias muy dañinas para la estabilidad europea.
Es coherente la defensa de la secesión por quienes defienden modelos socio-económicos y políticos contrarios a la economía de mercado o la democracia occidental, que no creen en la Unión Europea
Una constante del secesionismo es amplificar hasta el absurdo los supuestos beneficios de la secesión y negar cualquier impacto negativo, ya sea económico o político. Se convierte la secesión en la panacea universal, en el bálsamo de fierabrás que todo lo cura sin efectos secundarios. En este marco idílico se ignoran las consecuencias fatales de la secesión para la Unión Europea y, con ello, para el modelo de sociedad que dicen defender. El triunfo del secesionismo en Cataluña tendría efectos nefastos para España y consecuentemente para toda Europa. Sobre todo si tenemos en cuenta su voluntad expansionista (Països Catalans) y su efecto contagio en otras regiones con movimientos separatistas. Por otra parte, la destrucción de la Unión Europea no sería favorable a los secesionistas, como opinaba un responsable de ERC al considerar que ya no tendrían que preocuparse de quedarse fuera, sino que facilitaría el uso de la fuerza por parte del Estado español.
Por eso es coherente la defensa de la secesión por quienes defienden modelos socio-económicos y políticos contrarios a la economía de mercado o la democracia occidental, que no creen en la Unión Europea. O por quienes subordinan los derechos y libertades individuales a supuestos derechos nacionales. Para los anticapitalistas, la secesión de Cataluña es una forma de destruir el sistema, es puramente instrumental en su afán revolucionario. Tambien es coherente para quienes anteponen la patria al modelo de sociedad, a los valores europeos.
En cambio, es absolutamente incoherente identificarse con los valores europeos, como hace el PDECat, y, a la par, colaborar activamente a su destrucción de la manita de los que no creen en ellos.
Es absolutamente incoherente identificarse con los valores europeos, como hace el PDECat, y, a la par, colaborar activamente a su destrucción de la manita de los que no creen en ellos
El PDECat debe aparcar su apuesta por la secesión si no quiere desaparecer, engullido por la contradicción que he intentado explicar. Como lo ha hecho con habilidad el PNV. Por su propio interés y por el de los catalanes que creemos en los valores fundamentales de la Unión Europea sean cuales sean nuestros sentimientos nacionales. El Estado del bienestar, la democracia, la economía social de mercado, la defensa de los derechos de los individuos, el Estado laico, la igualdad, constituyen señas de identidad que, para muchos, están por encima de la pertenencia nacional. Al final, muchos ciudadanos eligen, si pueden, vivir donde hay más bienestar, más oportunidades, más libertad. Anteponen el modelo de sociedad a la patria. Y, si no, que se lo pregunten a los millones de exiliados que a lo largo de la historia han huido de sus patrias en busca de una vida mejor.
El PDECat no debería sumarse en ningún caso, y menos subordinadamente, a la destrucción de España y Europa porque, por mucho que quieran esconderlo, ello significa ir contra su modelo de sociedad sin causa justificada por mucho que utilicen el victimismo como coartada.