Con más éxito de público que de crítica, se producía hace pocos días la no se sabe muy bien si esperada o deseada confirmación de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, de competir por ocupar la secretaría general del PSOE, disputando tal título al anterior líder del partido, el díscolo Pedro Sánchez, y al eterno coleccionista de cargos, siempre por imposición digital, Patxi López.
En el masivo acto madrileño, la candidata se quiso rodear de lo más granado, supuestamente, del PSOE de las esencias, hasta el punto de que, si no hubiera sido por las causas judiciales abiertas y por las defunciones, le hubiera faltado poco para recuperar el grupo de la tortilla que se hizo con el poder socialista en la localidad francesa de Suresnes en 1974, un año antes de morir Franco.
Si no hubiera sido por las causas judiciales abiertas y por las defunciones, a Susana Díaz le hubiera faltado poco para recuperar el grupo de la tortilla que se hizo con el poder socialista en Suresnes
Dentro de la grave crisis que atraviesa el PSOE por no perder la hegemonía de la izquierda, que ha conseguido mantener desde aquel lejano 1974, el demográfico es, sin duda, su reto más importante y del que depende su supervivencia como partido político en el caso de que Podemos le lamine en las urnas, lo cual, a la vista del acto susanista, está cada vez más cerca que lejos.
No hace falta más que comprobar las viejas glorias de las que la aspirante quiso rodearse para comprender que, en contra del viejo aforismo inglés, el futuro no está todavía por venir. Se ha ido. Se fue. Ha pasado ya. No volverá. En definitiva, ya no llegará. Lo que ustedes quieran, señores lectores.
Ligero repaso a la foto de familia de Susana Díaz, empezando por ella misma, que ya no va a cumplir nunca más los 42: Felipe González (75), José Luis Rodríguez Zapatero (56), Alfonso Guerra (76), Alfredo Pérez Rubalcaba (65), Matilde Fernández (66), José Bono (66), Abel Caballero (70), Emiliano García-Page (49), el árbitro de la gestora, Javier Fernández (68), y por no seguir, la gran esperanza blanca del socialismo del futuro, Eduardo Madina (41).
No hace falta más que comprobar las viejas glorias de las que la aspirante quiso rodearse para comprender que, en contra del viejo aforismo inglés, el futuro no está todavía por venir. Se ha ido. Se fue. Ha pasado ya. No volverá
Los últimos datos demográficos de España conocidos, al menos por mí, señalan que la edad media de la población residente en España es de 40,2 años: 38,9 años para los varones y 41,6 años para las mujeres.
El 14,3% de la población tiene menos de 15 años; el 69% tiene entre 15 y 64 años, mientras que el 16,7% de la población tiene 65 años o más.
Con estos datos, se puede calcular que la población entre 15 y 44 años supone el 45% del total, mientras que la franja de población entre 45 y 75 años y más se sitúa en el 41%.
En la misma acera de la izquierda, las misma cuentas: Pablo Iglesias (38 años), Irene Montero (28), Rafael Mayoral (43), Íñigo Errejón (34), Pablo Echenique (38), Xavier Domènech (43), Alberto Garzón (31) y, como artistas invitados para captar el voto de otros segmentos, Vicenç Navarro (79) y José Julio Rodríguez (69).
¿Quién dijo que el PSOE estaba dispuesto a dar la batalla por reconquistar la izquierda?