Pues parece que sí. Si lo dice La Vanguardia... Ya lo había adelantado Crónica Global con palabras del delegado del Gobierno en Cataluña, señor Millo. Pero parece que ayer se terminó el secreto. Lo habían negado todos. Rajoy, Puigdemont, ministros, etc. Algunos, rayando el ridículo como el ministro de Justicia, Rafael Catalá, y el jefe del PP en Cataluña, Albiol. Uno, Catalá, diciendo que nadie sabe de lo que habla y el otro, Albiol, desmintiendo que haya habido nada. A lo peor no tenían ni idea de esas conversaciones porque como eran tan secretas... Pues que se callen y no hagan el ridículo.
Pues ya se sabe que Madrid y Barcelona han estado dialogando. Como no podía ser de otra forma. Por algo se ha paseado por sus calles la vicepresidenta Soraya S.S. Abrir puertas. Puede que nos hayan estado engañando, a los ciudadanos, y su relación sea más fluida de lo que nos hacen creer. Seguro. Les interesa mantener la expectación. Les interesa estar en los papeles como que se preocupan por el bienestar de los ciudadanos. Que trabajan. Les interesa mantener el interrogante. ¿Hablan o no hablan? ¿Se reúnen o no se reúnen? Pues díganlo y dormimos más tranquilos. Porque parece que, si se sabe, se rompe el misterio. Que les perjudica. ¿A quién perjudica que se sepa?
Hemos leído y escuchado tantas veces pedir al Gobierno catalán que Moncloa pusiera fecha a una reunión que te crispa la piel al saber que ya se habían reunido. Nos tratan como a tontos. Se ha lamentado tanto el PDECat de que Rajoy no recibe a Puigdemont que nos preocupaba el distanciamiento, y resulta que ya habían estado reunidos. ¡Vaya! Unos cigarrillos juntos y acordaron, ¡oh, reunión!, que la misma quedara en secreto. Avanzamos. En los secretos, claro. Como ya no está Fernández en Interior, no hay chivatazos, ni grabaciones. Se habían reunido en enero para que Puigdemont acudiera a la conferencia de presidentes. Sería para algo más. Para eso se descuelga el teléfono y se le anima a coger el AVE. Y se le invita a comer. Ya está.
En fin, ya lo tenemos claro. Hay diálogo. A esperar resultados
Se supone que Puigdemont sí debe saber con quién se reúne. Y, si no, que se lo chiven, no va a conocer a todos. Y menos a los gallegos, aunque estén en Madrid. Que le informe Junqueras que para eso es el segundo y se lleva bien con Moncloa. O al menos eso quieren vender a pesar de que en esta ocasión lo han puesto como el malo de la película. Que era Esquerra quien boicoteaba el acuerdo entre el Gobierno central y Cataluña. Que boicoteaba la operación diálogo. Siempre tiene que haber un malo. El malo de la película. Porque no me dirán que esto no es como una película. Pero mala. Sin goyas ni nominaciones. Porque a la vez a Oriol Junqueras lo han elevado a los altares desde Madrid como líder carismático, hombre bueno, sensato y con los pies en el suelo.
En fin, ya lo tenemos claro. Hay diálogo. A esperar resultados. Y a pasar del lío que se montó Millo con lo que tenía que decir. Pasar de Albiol y de sus demostraciones de fuerza cuando es un político débil. De los celos de PDECat porque Soraya tiene buen rollo con Junqueras. A esperar. A esperar la sentencia a Mas para ver cómo se hace el referéndum. O cómo no se hace mientras Junqueras espera tranquilo, sereno, de traje y corbata para acceder al sillón de President en las próximas elecciones catalanas que Mas tiene prisa en celebrarlas.
Pues dialoguen sobre el punto de los 46 que no le gusta a Rajoy. En 45 casi están de acuerdo. Con dinero se soluciona todo. Para uno que queda... sean ambos generosos. ¡Viva el diálogo!