El ideario de Ciudadanos aboga por una racionalización del Estado, proyecto que implica una recentralización de funciones, que en muchos casos están hasta quintuplicadas. Nada más lógico. Sin embargo, predicar en terreno común puede resultar más fácil que ejecutar en el propio. La dinámica de ese partido en la España de las 15 Autonomías --Cataluña y País Vasco hace tiempo que de facto ya no lo son-- nos deja entrever que los comportamientos de sus dirigentes son tan dispares como el referido mosaico.
Pongamos el ejemplo de C's Andalucía, donde sostienen al Gobierno socialista. Imaginamos que la labor de sus diputados deber ser tan intensa como extensa, aunque en los medios apenas se refleje. No hay duda que no son oposición, pero ¿cuál es su posición? La palabra clave de sus discursos es exigir. Hace unos días exigieron que la consejera de Hacienda diese explicaciones sobre la "mala venta" de 70 inmuebles públicos. Una semana antes exigieron que la Junta diese explicaciones sobre las peculiares actuaciones de un viceconsejero cuando estaba al frente de un hospital de Granada. Incluso esta misma semana han exigido al Ejecutivo andaluz que tome medidas urgentes para solucionar los problemas de la sanidad. Nunca es tarde.
Suena extraño tanto discurso sobre la exigencia cuando en la práctica se abstienen ante las numerosas movilizaciones ciudadanas que también exigen soluciones urgentes ante el notable deterioro de los servicios públicos sanitarios y de las condiciones laborales de sus trabajadores. Así, cuando las plataformas ciudadanas por una sanidad digna les piden un posicionamiento, ni siquiera responden con su conocido discurso sobre la centralidad y la racionalización. Ni sí ni no. Lo más grave es que no responden.
Ciudadanos se ha puesto de perfil, no sabe no contesta
Los líderes locales y provinciales del poder establecido sí contestan, diciendo que no van a las manifestaciones porque nadie los ha invitado, incluso declaran sin sonrojo que esos manifestantes son unos cuantos pero menos que ayer y menos que mañana. Algunos aseguran que las cabezas visibles de estas plataformas son médicos peperos defensores de la sanidad privada, y se extrañan de que se organice una manifestación un mes y medio más tarde que la anterior, porque así no hay tiempo ni de estudiar sus reivindicaciones ni de proponer soluciones... Y mientras ahí están acompañando a los manifestantes dirigentes del PP, IU y Podemos.
Que el espacio político central para el diálogo y la negociación sea el Parlamento no excluye que se atienda a plataformas ciudadanas capaces de convocar a miles y miles de andaluces en defensa de la sanidad pública. Aquí antes que la nación está la salud. Con negociar al alza el presupuesto en sanidad o con afirmar en el Parlamento que son necesarias más batas y menos corbatas no es suficiente para la ciudadanía, que comprueba cómo pasan los meses y no hay traslado de dichas exigencias a la vida cotidiana.
Así pues, Ciudadanos se ha puesto de perfil, no sabe no contesta, como aquel insignificante y nada relevante 1% de la encuesta a la que cantó el inolvidable Javier Krahe en Un burdo rumor. Olvidan que, a fin de cuentas y parafraseando la canción, las críticas a la situación de la sanidad es por su rendimiento no por su volumen, porque las alabanzas --que también hay un montón-- hay que atribuirlas a una cuarta dimensión.