Cataluña y Andalucía son dos comunidades profundamente hermanadas a lo largo de la historia. Unidas en el pasado por la Vía Augusta, la calzada romana más larga de Hispania que conectaba la Cádiz tartesia con los Pirineos, constituyeron en su momento la Bética-Tarraconense que vertebró el nacimiento de la nación española.
Cataluña, con solo un 6,3% del territorio español, representa casi el 20% del PIB; Andalucía, con el 17,3% del territorio nacional, supone solo un 13,4% del PIB. Ambas comunidades comparten la vocación marítima mediterránea, en el caso de Andalucía con un balcón abierto al Atlántico en la milenaria ciudad gaditana. La ubicación de Cataluña y su proximidad a la zona más dinámica y avanzada del territorio europeo le ha proporcionado históricamente la posibilidad de acceder a nuevos mercados e incorporar tecnología y capital humano, es decir, disponer de unas ventajas de localización de la que no ha gozado Andalucía limitada a la frontera con el norte de África.
En la actualidad existen importantes interacciones económicas, comerciales y culturales entre las dos comunidades: Andalucía es el quinto socio comercial de Cataluña después de Aragón, Francia, Alemania y Valencia, siendo la balanza comercial muy favorable para Cataluña. La balanza comercial catalana deficitaria con el resto del mundo se beneficia de un claro superávit con el resto de España.
Existen importantes interacciones económicas, comerciales y culturales entre Cataluña y Andalucía
La economía andaluza se enfrenta a un cambio de su modelo productivo, potenciando su sector manufacturero, pasando de la exportación de productos agrarios y mineros a productos industriales que incorporan valor añadido. En el caso de Cataluña, su desarrollo pivota sobre la Barcelona potente base innovadora que lidera la economía catalana fuertemente centralizada en su AMB y un sector exportador muy dinámico.
Un factor humano a considerar es el derivado de la migración andaluza a Cataluña: cerca de un millón de catalanes han nacido en Andalucía. No existen en la ensimismada Cataluña de hoy personas como Alfonso Comín que miren al sur con la misma intensidad ética que él lo hizo. ¿Dónde está hoy en Cataluña el discurso político-cultural que el construyó?
Cataluña y Andalucía están gobernadas por partidos que utilizan el victimismo y los agravios como leitmotiv de su acción política. Desde el "Espanya ens roba" de los soberanistas catalanes hasta el discurso demagógico populista de la señora Díaz acusando a Cataluña de los males históricos de la comunidad andaluza. A ello se suma la ambigüedad calculada de los comunes y el "todo vale" de los podemitas andaluces que se suman con entusiasmo a la moda del "dret a decidir" también para los andaluces, todo un ejercicio de funambulismo político. Para completar el cuadro, el asfixiante y montaraz discurso de la España "unitarista" del PP, beneficiaria del enfrentamiento entre comunidades.
Cada vez será más necesario tejer espacios de colaboración institucional y mucha pedagogía política que permita compartir la mediterraneidad de los territorios
Sorprende que en el cruce de acusaciones y descalificaciones de claro contenido insolidario, que en ocasiones se produce entre instituciones, organizaciones políticas y empresariales de ambas comunidades --las fuerzas de "izquierda" y los sindicatos de "clase"-- hagan mutis por el foro. A veces da la sensación de que el nacional sindicalismo aleteara de forma siniestra sobre el sindicalismo despojándole de su carácter internacionalista.
Cada vez será más necesario tejer espacios de colaboración institucional y mucha pedagogía política que permita compartir la mediterraneidad de los territorios. Existen muchas posibilidades de cooperación en el ámbito cultural y económico, desarrollo de proyectos en común en el campo de las energías renovables, sinergias tecnológicas (aeronáutica, material de transporte...), infraestructuras compartidas, que permitan estrechar los lazos entre ambas comunidades. Uno de ellos sin duda el Corredor Mediterráneo, necesario instrumento de competitividad y de vertebración territorial en toda la vertiente mediterránea española.