Michael Rogers, jefe de la NSA (National Security Agency), ha entregado un expediente totalmente confidencial a Marcel Lettre, secretario de Estado responsable para los servicios de inteligencia en el Ministerio de Defensa de Estados Unidos.
Los servicios de inteligencia americanos aseguran que Rusia dispone de un programa de ciberinformática que constituye una enorme amenaza para EEUU en todos los aspectos: militares, diplomáticos, comerciales y de infraestructuras estratégicas.
El jefe de todos los servicios de inteligencia nacionales, James Clapper, manifiesta que únicamente el presidente ruso puede ser el responsable de los ciberataques. El rastreo de los intentos de desinformación de la población estadounidense durante las elecciones vía noticias falsas o manipuladas mostraría de manera clara que Rusia es la responsable. Por eso, la respuesta de Barack Obama fue la expulsión de un gran número de diplomáticos rusos.
Aunque nadie lo admita, en estos momentos no hay otra cosa que preocupe más a los servicios de inteligencia norteamericanos que cómo conseguir que se vuelvan a realizar nuevas elecciones.
El gran problema radica en cómo convencer a la población de EEUU de que Rusia manipuló las elecciones y que esto no degenere en una desestabilización interna. Si hubiera nuevas elecciones, también habría que asumir ese riesgo, pero si no se repiten los comicios, la desestabilización puede contagiarse a medio mundo, incluso con nuevos conflictos.
Arrecia el temor de que la intromisión cibernética rusa se extienda a otros ámbitos estratégicos y a otros países
También está claro que Donald Trump no cree en los servicios de inteligencia y que, según él, su único objetivo es el bienestar de los americanos legales. Hay hechos que sorprenden, pero que son reveladores, como sus comentarios en una entrevista en People Magazin en 1998: "Si tuviese que ser candidato de un partido político, lo haría con los republicanos. Ellos son el grupo de votantes más estúpido en el país. Les podría mentir y aun así comerían de la mano".
Quizás Trump no solo ha mentido, sino hasta sabía de las manipulaciones electorales. Veamos si los servicios de inteligencia dan con la fórmula para salir de la encrucijada, porque solo les queda de plazo hasta el día 20 de enero.
Para hacernos una idea del gran drama que vive el servicio secreto norteamericano, solo nos tenemos que fijar en algunos datos. A día de hoy, EEUU tiene intereses militares en 33 de los 52 países africanos y nadie excepto sus responsables sabe muy bien qué hay detrás de estos intereses.
Mientras tanto, las protestas en México escapan al control del Gobierno local, y la inteligencia del país ya ha advertido de que, si Trump hace realidad el muro de separación, la crisis actual podría terminar en una guerra civil. Entre las dificultades que ya tiene México y que son el claro indicio de una crisis económica profunda, solo falta que se les cierre su gran fuente de ingresos que en estos momentos representa EEUU.
La crisis en México podrá arrasar fácilmente toda Latinoamérica, donde la coyuntura no es precisamente óptima. La caída de los precios del petróleo y los problemas internos de algunos países como Brasil, Venezuela y Ecuador hacen de la zona un terreno idóneo para la inestabilidad.
En Europa, con las próximas elecciones en Alemania y Francia, se corre el riesgo de posibles influencias externas vía ciberataques. Mientras, la economía china se enfría. Mirando el panorama mundial, las conclusiones de la inteligencia americana no son tan descabelladas.