El pasado 7 de diciembre algunos medios catalanes destacaban a bombo y platillo los resultados del informe Pisa 2015: "La educación catalana supera por primera vez la media de la OCDE". La consellera Ruiz mostraba su satisfacción por la mejora de los alumnos catalanes en matemáticas y ciencias, le costaba sin embargo explicar que en ciencias Cataluña se sitúa como la sexta Comunidad de España, por detrás de Castilla y León, Madrid, Navarra... y que en matemáticas volvíamos a estar por detrás de Madrid y en el quinto lugar. La señora Ruiz, para justificar el retraso, recurría a una confusa explicación sobre la enseñanza pública en Cataluña con relación a Madrid y del alto nivel de inmigración.
Me atrevo a sugerir a las autoridades educativas del nostre Govern algunos temas científicos que sustituyan a la actual formación "patriótica" y que podrían incorporarse a este modelo educativo catalán, anunciado como "modelo de éxito", pero que no consigue situarse a la cabeza de España.
En un artículo que leí hace unos meses sobre la "Historia geológica de Cataluña" se apuntaban indicios de soberanía geológica hace 37 millones de años, en el eoceno. La placa catalana Pirineus/Tetis estaba separada de la europea y la ibérica. Cataluña era un territorio separado, una placa geológica diferencial. Extraña que hasta la fecha no haya sido utilizado en algún debate en el Parlament para justificar el "fet diferencial", la "desconnexió", el "full de ruta", el "procés"... Sin duda, el estudio del eoceno tendría que ser asignatura obligatoria para alumnos catalanes.
Sin duda, la mutación es un fenómeno paranormal que afecta a muchos catalanes y a algunos de sus presidentes
El fenómeno de la mutación debería ser sin duda objeto de estudio. Cataluña es un claro ejemplo de mutación. Esta se define como cualquier cambio en la organización del ADN (genotipo) de un ser vivo que produce una variación en las características de éste. Se presenta de manera espontánea y súbita o por la acción de mutágenos, agentes físicos, químicos o biológicos que alteran la información genética (usualmente ADN) de un organismo. Sin duda, la mutación es un fenómeno paranormal que afecta a muchos catalanes y a algunos de sus presidentes. El mutágeno que cambia la información genética puede ser, en algunos casos, consecuencia de los errores en la evaluación del entorno (resultado de las elecciones de noviembre del 2012). En otros se debe a mutaciones espontáneas provocadas por "reparación de averías" (saqueos pujolistas) o por transformaciones de los diferentes ADN patrióticos. Convergència será el más claro ejemplo de estas mutaciones espontáneas, del nacionalismo conservador al independentismo radical.
Permitidme una reflexión cuántica que también deberíamos incorporar al acerbo científico de nuestros estudiantes. A principios del siglo XX la mecánica cuántica nos brindó la posibilidad de comprender mejor que no somos dueños del universo, "solo habitamos uno de sus tiempos y sus espacios". Hoy, iniciado el XXI, estamos entrando en la segunda era cuántica, que supondrá el final de las barreras físicas y que está definida por el principio de la interrelación, lo que en términos políticos sería la profunda interdependencia que diluye las soberanías nacionales en sus primigenias concepciones decimonónicas.
Los políticos secesionistas catalanes deben entender que vivimos en un mundo "holístico", donde todo está interconectado y "el todo es mayor que la suma de sus partes". El lehendakari Urkullu asi lo ha entendido cuando afirmaba que "en un mundo globalizado la independencia es imposible".