Hablo con un amigo que trabaja en TV3 y cuyo nombre no voy a desvelar porque ya lo miran lo suficientemente mal como para que yo lo identifique y contribuya a que me lo crujan. Parece que han saltado las alarmas en La Nostra porque, durante el mes de julio, Tele 5 y Antena 3 les han pasado por delante en el espinoso asunto de las audiencias, demostrando que hasta la paciencia de los más devotos del proceso independentista tiene un límite.
La verdad es que a mí lo que me resulta extraño es que la audiencia de TV3 no se haya desplomado por completo desde que se convirtió en Tele Prusés, sus informativos en mera intoxicación del departamento de Agitación y Propaganda de la Generalitat, sus coloquios en congresos a la búlgara --con el ocasional conato de linchamiento del unionista de guardia, al que suele sumarse con un entusiasmo digno de mejor causa el supuesto moderador-- y sus programas de, digamos, entretenimiento en pasto exclusivo de la tercera edad en un entorno rural.
A la gente se le empieza a agotar la paciencia y se fuga a sitios tan poco recomendables culturalmente como Tele 5 y Antena 3
Mi amigo no lo dice, pero yo añado que fabricar una programación para yayas nacionalistas de pueblo es una opción tan digna como cualquier otra, pero tal vez no la más adecuada para liderar la audiencia. Aunque si lo que se pretende es convertir La Nostra en un canal temático para la tercera edad de la Cataluña profunda, entonces todo muestra una lógica tan aplastante como admirable.
Si fuese una empresa privada, TV3 ya habría quebrado: faltan ideas y sobra gente. El Régimen nos obliga a financiarla para colársenos en casa a comernos el coco con sus sandeces, pero a la audiencia se le empieza a agotar la paciencia y se fuga a sitios tan poco recomendables culturalmente como Tele 5 y Antena 3. La mezcla de propaganda y aburrimiento no parece la mejor receta para el éxito.