Acoso y derribo del pregonero
El escritor Javier Pérez Andújar se ha convertido en la nueva bestia negra de los nacionalistas desde que Ada Colau lo designó pregonero de las próximas fiestas de la Mercè. Como se toma el prusés a pitorreo --¿hay otra forma de tomárselo?--, le acusan de insultar a los catalanes y de ser uno de esos progres de extrarradio que hacen las delicias de nuestra alcaldesa y su rutilante equipo de gobierno. Los nacionalistas, evidentemente, consideran normal despreciar a quienes les llevan la contraria, ya que Cataluña es suya hasta nueva orden. Y lo más probable es que le monten al pobre Javier un cirio como el de Elvira Lindo. Toni Albà, ese cerebro privilegiado, ya ha dicho en Twitter que piensa abuchear al pregonero: llevaba mucho tiempo callado, pero ha visto que ahora era el momento adecuado para volver a rebuznar.
Pérez Andújar y un servidor de ustedes fuimos amigos hace años, hasta que le dio por sumarse a una petición al director de El Periódico para que me cortara la cabeza por mi necrológica de Francisco Casavella, que una pandilla de viudas --esos personajes que se suben encima de un muerto para parecer más altos-- consideró ofensiva para el difunto, cosa imposible porque yo a Francisco siempre le tuve mucho cariño. Como sujeto algo gregario y necesitado de reconocimiento, lo único que hizo Javier fue unirse a un linchamiento (como el que ahora le están preparando a él), siguiendo las instrucciones del director del programa del Canal 33 en el que entonces colaboraba, un trepa mallorquín llamado Emilio Manzano del que, afortunadamente, hace tiempo que no sabemos nada. Espero que pasar de la turba al cadalso le ayude a hacerse una idea más clara de las cosas.
Dicho lo cual, yo en esto del pregón estoy con Javier. Si en esta ciudad hay gente que se indigna porque un tío de Sant Adrià del Besós lea el pregón de la Mercè, es que tiene más problemas mentales de los que ya aparenta. Aunque no le he vuelto a dirigir la palabra desde el incidente Casavella, estoy seguro de que no dirá ninguna tontería y de que su pregón será tan digno y ameno como inofensivo, limitándose a interpretar una vez más ese personaje tan rentable que se ha fabricado, el del charnego ilustrado que tanto le gusta a la señora Colau y que le puede convertir en el Paco Candel de los Comunes. Teniendo en cuenta el precedente de esa poetisa que fue prácticamente obligada a leer en voz alta determinado poema, es evidente que Pérez Andújar va a ser utilizado por la alcaldesa para sus propios intereses, pero él sabrá lo que hace. Yo no habría cargado con el muerto, pero también es verdad que las posibilidades de que el hada Colau me haga algún encargo son tan escasas como las mías de aceptarlo. Javier y Ada se merecen mutuamente. Y si de paso consiguen chinchar a los indepes, pues todo eso que nos llevamos.