El congreso de exequias de CDC (q.e.p.d) no fue de duelo sino una algarabía asamblearia estilo cupaire alejada de la tradición jerárquica del ex Molt Honorable Jordi Pujol: comparado con él, Artur Mas es un liliputiense de Los viajes de Gulliver, la novela satírica de Jonathan Swift. El autor de Gulliver, según cuenta Shaw, un escritor inglés contemporáneo, murió "como una rata envenenada en su agujero".
La perra que han cogido con cambiar el nombre no es un asunto político sino que entra en el psiquiátrico
Es el futuro que parece que le aguarda a Artur Mas bajo la losa de su Partit Demòcrata Català.
Les confieso que nunca creí que la militancia de CDC iba a enterrar las siglas de un partido tan consolidado que aguantó como un jabato los siete años de travesía en el desierto de los dos gobiernos tripartitos. Haber superado esa prueba con el Cum Laude de la mayoría en las elecciones de 2010 era la mejor garantía de la fortaleza de esas siglas, por eso no creía que los convergentes hicieran el trabajo de zapa reservado a ERC. No ha sido necesaria la presencia de Bruto, los convers se han hecho el harakiri por voluntad propia.
La perra que han cogido con cambiar el nombre no es un asunto político sino que entra en el psiquiátrico. El nombre no hace la cosa. La rosa de un jardín no tiene nada que ver con la rosa del desierto, aunque tengan el mismo nombre. Una rosa huele como una rosa aunque la llames clavel. O si se prefiere la metáfora: la cagarrina huele a mierda aunque la llames sentina. Repito: el nombre no hace la cosa, pero en este caso el cambio es de una locura propia de gente que ha perdido el norte.
Pensaba que Artur Mas era un hombre flotador gracias a su palique, sus dotes de embaucador. Es un mago de las palabras pero en este Congreso de refundación del partido más que mago se ha presentado como El ladrón de palabras, por la apropiación del nombre del sector indepe de UDC. Y el flotador se le ha pinchado en esta refundación en la que ha metido la nave que debía llevarle a Ítaca en el vórtice en el que perderán hasta el peluquín cuando se convoquen elecciones para ver si el Govern puede fiarse del Parlament. Ha llegado la hora de ERC que no creo que sean tan lelos de repetir el JxSí.
No creía que fueran a enterrar la patente de corso de Convergència, y si lo hacían sería porque consideraban que ese nombre estaba manchado por las huellas del dejar hacer del fundador, la codicia de su esposa y el resto de la camada desde Jordi hasta Oleguer, y que se darían una hostia bíblica, por usar la frase de Pablo Iglesias que aún está buscando porque le ha fallado el desodorante cuando tenía que meterla... A menos que en la charada montada encontraran la piedra filosofal de un nombre mágico capaz de convertir en oro todo lo que se tocara con la barita mágica.
Mas había estado seis meses rumiando el nombre talismán de la refundación incluso con el onanista nombre de Más Convergencia, que en catalán suena mejor, no tanto como un pecado al sexto mandamiento, sino más disimulado: Més Convergència.
La política 'indepe' es una noria condenada a dar vueltas sobre un mismo eje y, señores, me estoy mareando y aburriendo...
Si el complejo de Edipo iba en serio y querían cortar el tronco del padre eliminando el nombre de Convergència (a los paranoicos les parece una maquinación en la sombra del ministro de las escuchas, Jorge Fernández Díaz), necesariamente el árbol sustituto debía tener una fuerza tan potente como la de Sharon Stone en Instinto Básico.
Entiendo que lo de Partit Nacionalista Català tenía una reminiscencia al PNV que Mas y sus conmilitones no iban a aprobar porque históricamente han considerado al nacionalismo catalán como una mariconada. Nada que ver con los atributos masculinos vascos. Y cuando los separatas han sacado pecho con sus 9N o avisos de marear la perdiz con futuras DUIs o RUIs, los hombretones que levantan troncos se han acoquinado porque con la sangre de ETA habían conseguido réditos políticos que ha permitido que una comunidad rica no comparta su riqueza con las regiones pobres. Este sistema diferencial ha sido el principal cáncer que nos ha llevado en donde estamos. No el cepillado estético del Nou Estatut.
Pero había otras opciones con más trempera que la elegida: Estat Català, Nova Convergència o Partit Nacional de Catalunya --la versión catalana del escocés, que aunque perdieron el referéndum continúan con la matraca por culpa del Camerón de la Isla British--. Pero no; han copiado la terminología estadounidense de los dos grandes partidos el Demócrata y el Republicano. Como se han declarado republicanos podrían haberse llamado Partido Republicano porque la ideología liberal de Mas está más cerca de esa ideología que la del Partido Demócrata. Pero Donald Trump no es una buena imagen, y una estrategia suicida porque entrarían en colisión con el genuino partido republicano, sus socios coyunturales en estas vueltas sin fin.
La política indepe es una noria condenada a dar vueltas sobre un mismo eje y, señores, me estoy mareando y aburriendo...
Pero mientras haya clientes que compren el dichoso tíquet, los que viven del cuento no van a dejar de dar vueltas a la manivela. Es su profesión.