Gemma Galdón, analista de políticas públicas especializada en la vigilancia y el impacto social, legal y ético de la tecnología, publicó el viernes pasado en El País un artículo muy sensato, de alto nivel intelectual, a partir de la afirmación de que "dedicarse a trabajar, como es mi caso, en cómo la tecnología y los datos nos cambian la vida es fascinante".
Alertaba la distinguida analista sobre la indefensión en que se puede encontrar el ciudadano, sobre todo si es joven y carece de experiencia para protegerse, expuesto al bullying, al linchamiento en las redes sociales.
Para los señoritos burgueses que abusan del servicio y de la gente que ha tenido peor suerte que ellos está reservado un décimo círculo del infierno que Dante no se atrevió a imaginar
Como no siempre somos conscientes de lo que padece una víctima de un linchamiento virtual, nos propone: "Igual un ejercicio de empatía puede ayudar".
Galdón sabe por experiencia de lo que habla pues el 12 de octubre 2012 tuiteó: "El chófer de Canal Català lleva la bandera de España en el coche que me viene a recoger. Me niego a montar y me quedo en casa". La jauría nacionalista en Twitter bramó contra el chófer. Canal Català le despidió. Resuelto satisfactoriamente el problema, Galdón pasó a explayarse sobre sus sentimientos: "No tengo clara la independencia, pero la rojigualda me pone los pelos de punta".
Para los señoritos burgueses que abusan del servicio y de la gente que ha tenido peor suerte que ellos está reservado un décimo círculo del infierno que Dante no se atrevió a imaginar. Allí los hinchas de fútbol holandeses que en la plaza Mayor de Madrid arrojan monedas a las gitanas para mofarse de ellas cuando se agachan a recogerlas ávidamente, se encontrarán con los artistas y pensadores de "la revolta dels somriures" que, jaleados y ensalzados por la camorra de las redes sociales, castigan con todo el peso de su influencia política y social al camarero respondón --como Quimi Portet, "nacido en cautividad"--, al mozo de la estación de Sitges que no les entiende cuando uno quiere orinar en catalán --Salvador Alsius, el periodista independiente y vicepresidente del CAC--, al taxista que llevaba en su coche la banderita urticante --Gemma Galdón, la de los pelos de punta--.
Les deseo que pasen todos juntos una provechosa, heroica eternidad, comentando "hay que ver cómo está el servicio" y dándole al tuit.