La ópera prima de Pedro Almodóvar es Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, filmada a principios de los años 80, y efluvios de esa delirante película almodoviana llega al vodevil de enredo de la actual política separata en Cataluña. La película de Almodóvar es tan salvaje que tiene un primer plano de lluvia dorada de Luci sobre Bom, que le va la marcha. Un tropo del programa del jueves de Josep Cuní. Luego lo explico.
La Pilar, la sección femenina del centro derecha pro israelita; Anna, la sección femenina cupaire, y Ada, el caballo de Troya más peligroso, porque busca el apoyo del personal desesperado no separatista para sumar al bloque 'separata'
El jueves la banda de la CUP encabezada por Anna Gabriel, la chica del peinado corte de hacha, pretendió hacer un órdago al chico de Girona con el flequillo de mocho, diciéndole que tuviera los melendengues de dar un paso al frente y declarara el invento del referéndum unilateral de independencia (RUI) con el que los antisistema, sección indepe, pretenden tener distraídos al personal cambiando la chapa de la DUI, ya una virgen viejona, por la RUI. Y para hacerlo solemne buscaron la escalinata de la Basílica de Santa María del Mar en la plaza del Rei de BCN, donde hace más de cinco siglos un lejano ascendiente de la CUP apuñaló sin éxito al rey Fernando el Católico y acabó ajusticiado en el patíbulo.
Horas después, Pilar Rahola, la mejor maestra de esgrima de la cohorte de Artur Mas con lengua acerada, respondió a la chica del corte de pelo de hacha batasuno que a otro perro con ese hueso porque el tiempo de las amenazas ya había acabado por sus dos delitos de lesa patria: el primero haber tenido la vileza de exigir la cabeza del Molt Honorable Artur Mas; y el segundo cortar las alas a Oriol Junqueras con la enmienda a la totalidad a los presupuestos de este año que va a abocar a la Generalitat a una legislatura más corta que los dos embarazos que había programado. Vamos, un aborto a la legislatura histórica que nos habían prometido.
Y acto seguido, pongo a Josep Cuní como testigo, la Pilar Rahola se estiró el moño de Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, que como se pueden imaginar no se soportan porque las tres --Anna Gabriel, Pilar Rahola y Ada Colau-- son tres gallos en el mismo corral indepe.
La Pilar, la sección femenina del centro derecha pro israelita; Anna, la sección femenina cupaire, y Ada, el caballo de Troya más peligroso, porque busca el apoyo del personal desesperado no separatista para sumar al bloque separata.
Pese a todas sus coincidencias, son enemigas íntimas, porque precisamente esa confluencia estratégica les obliga a darse más que codazos: a estirarse los pelos delante de las cámaras de televisión
En esta táctica ideológica Anna, Pilar, Ada (embolica que fa fort) aparentemente usan las mismas palabras: derecho a decidir, referéndum, soberanía. Ninguna de ellas pronuncia el nombre de España, como si la simple palabra les produjera alergia, un salpullido de llagas en la lengua. Pese a todas sus coincidencias, son enemigas íntimas, porque precisamente esa confluencia estratégica les obliga a darse más que codazos: a estirarse los pelos delante de las cámaras de televisión. Ya me entienden, las carotas que hacían cuando escuchaba a la otra eran de sacar espuma por los ojos.
La Rahola acusa a la Colau de haber descubierto el Mediterráneo al decir ahora que no existen recetas mágicas para acabar con la avenida de los Top Manta en el puerto de BCN, cuando hace poco más de un año ponían al alcalde Trías de chupa de dómine, y la Colau tenía que tragarse el veneno que le lanzaba la arpía contertulia. Y eso era la acusación menor, la mayor es que tenía los ovarios de hablar de soberanía nacional cuando había negado a que la capital catalana estuviera adherida a los ayuntamientos de l’Associació de Municipis per la Indepèndencia (AMI).
De las capitales, sólo está la de Girona del hijo del pastelero Puigdemont. Lleida y Tarragona están en manos otros enemigos; para la Rahola son enemigos de Cataluña todos los que rechazamos la independencia.
Y a todo eso Josep Cuní callado como una estatua silente. Pasó mi hijo Alberto por el comedor y viendo la tensión ambiental que transpiraba el programa de 8 al dia me preguntó de quién estaba a favor el presentador del canal, y si algo no tiene Cuní es ser un novato. Y, saben, yo que tampoco lo soy, no supe qué contestar a mi hijo de 23 años...