Les tengo que confesar que mi artículo publicado hace casi 24 horas ('Sólo los cínicos se escandalizan del ministro Fernández'), llevaba una posdata diciendo al subdirector de este digital que, si no salía los que pensaba que iba a salir, lo quitara. Lo que pensaba es que los británicos iban a decir 'no' al Brexit. ¿Por qué lo pensaba? Porque suponía que no serian tan estúpidos de pegarse un tiro en el pie. Que no se lo pegarían en la nuca lo tenía claro porque tienen al Tío Sam como su mejor representante en el mundo de los negocios, y esto es un seguro de vida.
Pero ahora no hablo de los ingleses ni de la madre que los parió, sino de las elecciones.
¿Qué ha cambiado? Pues que una parte de los votantes de Ciudadanos han vuelto a su redil, el PP
He empezado el escrito con esta aclaración para reconocer que mi intuición política no siempre acierta, pese a que nunca antepongo los sentimientos a la razón. Este es un principio elemental del que hay que liberarse para no tropezar con la realidad porque la tendencia natural del ser humano es confundir el deseo con la realidad; que es la fuente de los engaños en la política.
Así que lo que creía que iba a pasar el día en que se abrió la campaña es: que el PP volvería a ganar, perdiendo jirones de piel por el reguero de escándalos que deja a cada paso; que Podemos iba a superar al PSOE de Pedro Sánchez; que una parte del voto de Ciudadanos volvería a redil de donde había salido: dos de cada tres votos del PP, y el resto del PSOE. Y sobre todo una gran abstención no sólo porque la playa tira más que unas elecciones repetidas, sino porque el personal está hasta los melendenges de sus caretos. Las encuestas a pie de urna sólo sirven para tenernos entretenidos durante una hora.
Todo cambió, era mi percepción, por dos últimas horas: primero, con la interesada filtración a Público, el diario digital de Jaume Roures, paladín de Artur Mas. Quedé desubicado para esta crónica de urgencia cuyo máximo valor sea lo diligente que sea de atinando el tiro. Máxime cuando el recuento ha sido más lento esta noche porque la partida de parchís (que no de ajedrez) es a cuatro manos. Los indepes ni pinchan ni cortan porque se han hecho el harakiri. El segundo, hasta qué punto el Brexit afectaría y creo que así como el primero no ha afectado, el segundo tampoco... Entonces ¿qué ha cambiado?
Pues que una parte de los votantes de Ciudadanos han vuelto a su redil, el PP, porque no le ha gustado el acuerdo con el PSOE y especialmente la dura posición contra Rajoy sobre el espinoso tema de las conversaciones filtradas en el despacho del ministro del Interior.
¿Y ahora qué? Pues que estamos como la noche del 20D. Escaño arriba o abajo. ¿Y? Pues que digo lo que dije aquella noche: el único gobierno posible es una gran coalición pero que eso no será con Mariano Rajoy o Pedro Sánchez. Es decir los dos grandes partidos tendrán que sacrificar a sus líderes.