Debates así, no más, por favor
Mérito. Mucho mérito. Me refiero al debate. Porque se pusieron de acuerdo para celebrarlo. Los cuatro partidos. Oiga, los mismos que no se pusieron de acuerdo para formar gobierno. ¿Misterio? Cosas de la política. Porque eran los mismos candidatos. Eso sí. Parecían demasiados, ¿no? Cuatro. Un batallón. Pero sin ritmo legionario. Lento, cansino. Aburrido. Demasiado encorsetado. Así no hay espontaneidad. Se suprime la iniciativa y la creatividad. Que no repitan que nos echan para el fútbol.
Sin riesgo. Cuadriculados. Conservadores. No ganaremos un voto, pero tampoco lo perderemos, se debieron programar. Muy artificial. No estaban cómodos
Y como quedan casi dos semanas para votar seguro que no recordamos nada de lo debatido. ¿O sí? No hubo un momento para recordar. Demasiado artificial. Ahora te toca a ti, Pablo. Ahora habla Albert. Ahora replica Rajoy. Y remate usted, señor Sánchez. Pero hombre, remate a puerta. Que ya estamos casi en verano. El otro partido fue en marzo. Olvide la investidura y cambie las botas. No hubo forma. Usted, señor Iglesias no me votó y se la tengo guardada. Ándese con cuidado.
“No se puede vender humo. No votaremos ninguna propuesta sin memoria económica” (Rivera). “Reconozca Rajoy, que sus políticas no han funcionado”. “No se equivoque de adversario, señor Sánchez” (Iglesias). “Muchas de las medidas que propongo podrían estar ya en marcha, pero los señores Rajoy e Iglesias lo impidieron” (Sánchez). “España estaba en quiebra, pero nosotros la recuperamos” (Rajoy). ¡Jo... lines! Qué aburrido. Todo previsible. Todo de guión. Media España roncando. ¡Uyyyyy! Gritos en la calle. Casi hay gol. Porque salió la corrupción rozando el larguero. Un momento de atención. Pero nada nuevo. Pasajero. A los votantes del PP ya no les afecta la corrupción. Pasan. Hay tanta... Ya forma parte del paisaje. Otro tema: el paro. ¡Va! No liemos el paño que es lunes y los espectadores están cansados. Es muy tarde. El siguiente en hablar es usted. Despierte.
Porque usted tiene que hablar el 26J. Si quiere. Porque ya sería sorpresa que no fuesen capaces de ponerse de acuerdo, ¡otra vez!, para forma gobierno. No sorprendería. Casi sorprendería más que se pongan de acuerdo. Dos veces seguidas tiene mérito. Así que... Servidor no lo tiene tan seguro. Y visto lo pasado... Sin riesgo. Cuadriculados. Conservadores. No ganaremos un voto, pero tampoco lo perderemos, se debieron programar. Muy artificial. No estaban cómodos. Mirando notas, incluso leyéndolas. Eso era miedo. A equivocarse y pifiarla.
¿Quién tenía más que perder? Mariano Rajoy. Pues salió indemne. No hicieron sangre. Con lo que había que cortar. Pues nada. Ataques superfluos a los rivales directos. No se enteraron ni cuando Rajoy mintió. Porque su gobierno sí ha indultado a condenados por corrupción. Incluso si sólo hace un mes rechazó prohibir los indultos. Los adversarios ni se enteraron. Concedió, en la pasada legislatura, ocho indultos por delitos relacionados con la corrupción. A saber. Dos ejemplos. Tomás Gómez y sus concejales por prevaricación urbanística y Josep María Servitje, condenado a cuatro años por desviar dinero público. Mientras, el trío aspirante, a pataditas entre ellos. Que si Monedero, que si Errejón, que los ERES, que tú también tienes... Estupideces. No atacaron el punto débil de Rajoy, el directo al hígado, y el púgil se fue al rincón a recuperar. Se les fue vivo.
¿Quién tenía más que perder? Mariano Rajoy. Pues salió indemne. No hicieron sangre. Con lo que había que cortar. Pues nada
Total. Todos contentos. No hubo heridos. No corrió la sangre. Todos mantuvieron el tipo dentro de sus esquemas. Ni un brindis a la galería. En la economía, el empleo, la protección social, la sanidad, la enseñanza y en todos los servicios públicos podían haber sido más incisivos. Más contundentes para arrinconar al que ha gobernado con recortes. Pues no. Mariano salió airoso. Con el informe de la OCDE tuvimos bastante. Venga con la OCDE, señor Iglesias. Como si los ciudadanos se hubieran leído el informe. Se lo leyó usted por obligación, o ni eso. Le han pasado cuatro líneas para debatir. Cambio de rumbo y políticas más expansivas. Ale, ya está el informe OCDE. Hasta otro.
Y el 27J, ¿qué hacemos? Mejor, ¿qué van a pactar los candidatos? No hay respuesta. Las izquierdas acarician mayoría. Pero enfrentadas. Los radicales se han vuelto socialdemócratas, caso Iglesias. Los socialdemócratas de vena no saben a qué cuerpo pegarse. O qué camino coger para correr. Los liberales se atrincheran en el centro y esperan su oportunidad. La derecha del PP no sale del agujero. Será el más votado, puede ser, pero nadie quiere pactar con él. Viejas cuentas, viejas deudas. Demasiada prepotencia en la pasada legislatura sin resultados. A esperar.
A esperar el reparto de escaños. A esperar la colocación de las sillas. A esperar si la suma no resta y provoca una hecatombe matemática. A esperar si son capaces de entenderse. No es mucho pedir. Pero ya hemos comprobado que hay imposibles. Mientras, despertar de la somnolencia. Del hastío del pasado debate y esperar que llegue el estío. El futuro, con vida, energía y pactos, si no es mucho pedir. Y debates así, no, por favor. Programarlos a las tres de la tarde. Con la siesta va mejor. Para roncar. ¿El ganador? ¡Ah!, a usted le interesa el ganador. Fue el quinto. Vicente Vallés. Nunca hay quinto malo.