"¡SOS! ¡Salvad el navío, salvad nuestras almas: el República de Ítaca se hunde irremisiblemente!". Ese parece ser el mensaje. Tras ser alcanzado de lleno por un CUP-pedo --seguramente financiado por el CNI-- en la línea de flotación, el paquebote que nos debía conducir al Nou Estat lleva camino de convertirse en un bello derelicto, cubierto por corales y algas en el lecho del océano, ante la desesperación de muchos soberanistas y la carcajada cósmica de muchos constitucionalistas.
¿Puede un gobierno hacer el ridículo de manera tan clamorosa?
Mientras algunos sopesan si saltar por la borda, Rahola suelta espumarajos por la boca y se mesa el cabello, al tiempo en que Francesc-Marc Álvaro, periodista afín a CDC, pide resetear el sistema de navegación, para saber quiénes somos y adónde vamos.
En medio del caos y la confusión reinante, el president Puigdemont, impasible el ademán, asegura que "el Govern no se venderá; que no habrá nuevos presupuestos; que pasarán cosas graves, pero que estamos aquí para hacer [disculpen, pero nunca he entendido lo de hacer] la independencia"; Junqueras no sabe si arrojarse a los pies de Montoro o a los de Anna Gabriel, o si es mejor correr a la cocina y llenar un bote con embutidos, que naufragar en alta mar abre el apetito; Llach canta habaneras tristes, con Eduardo Reyes a las maracas; Homs pide una "comisión" para ver cómo arreglamos este desaguisado, y seguramente Artur Mas estudia su regreso a la gran pantalla con Un pasito palante, María.
Bromas y pitorreo al margen, lo que está sucediendo no es de recibo, por muy bien que nos lo estemos pasando más de la mitad de los catalanes... ¿Acaso no veían que la CUP les enmendaría totalmente la plana y tumbaría los presupuestos? ¿Aún no entienden que la CUP está aquí para "desestabilizar lo estable" (Gobierno autonómico) y "estabilizar lo inestable" (proceso de ruptura)? ¿Puede un gobierno hacer el ridículo de manera tan clamorosa? ¿Estos mediocres son los que nos conducirán a la tierra prometida cuando es notorio que nos hallamos en un cul de sac, en un callejón sin salida?
Tal vez convendría recordar, ante tan desolador panorama, tanta incompetencia y tanto iluminado con cargo y sueldo astronómico, las declaraciones que Santi Vila, conseller de Cultura, realizó hace muy pocos días a El País; palabras claras, contundentes y sin ambages, que ya había pronunciado en diciembre de 2014, cuando era conseller de Territorio y Sostenibilidad: "El proceso soberanista ha servido para tapar el brutal recorte del Govern de Artur Mas; en 4 años hemos tenido que aplicar más de 5.000 millones de euros en ajustes, así que el relato político tenía que generar un contexto de esperanza. Sin esta circunstancia el proceso no se hubiera producido, o al menos no con esta fuerza. Hay otros motivos, pero este es uno de ellos".
Se confirma, por tanto, la teoría mil veces apuntada de que todo ha sido y es un montaje, desde el principio
Se confirma, por tanto, la teoría mil veces apuntada de que todo ha sido y es un montaje, desde el principio. Ninguna transversalidad, ni mandato del pueblo ni niño muerto. Manipulación pura y dura, huida hacia adelante para salvar culos muy negros, corrupción, cuotas de poder e indecencia política a raudales. La mayor mentira jamás vendida a los catalanes desde el principio de los tiempos, por cortesía de una inmunda oligarquía burguesa urbana en decadencia y una derecha republicana de corte provinciano que sólo busca relevar a los primeros en el poder a toda costa.
Y hasta aquí hemos llegado. El Govern de Puigdemont queda gravemente tocado, casi fuera de combate tras la patada de los antisistema, sin pacto de estabilidad parlamentaria que le permita gobernar, pero no convocará elecciones, como debiera: optará por prorrogar los presupuestos, ofrecerá una cuestión de confianza --instrumento parlamentario que permite poner en tela de juicio y votar su gestión y programa-- a celebrar en septiembre, e intentará seguir enardeciendo a los que todavía se tragan lo de que la secesión es factible. Para eso está la ANC, Òmnium, TV3, las radios y los paniaguados de turno. Todos se devanarán los sesos, porque estas crisis, estos parones, estas pérdidas de brújula, se arreglan con una buena coreografía el 11 de septiembre, con mucha estelada y mucha foto de familia.
A estas alturas importa poco lo que hagan.
Asistimos al hundimiento. Será lento, pero inexorable.