Cataluña se ha descolgado en los últimos 20 años de las regiones europeas más industrializadas. Como señalaba el informe publicado por la Fundació per la Indústria en noviembre de 2014, dirigido por el catedrático Josep Oliver, el peso del sector industrial catalán respecto al PIB había descendido en poco más de una década del 29% a un 18,6% en 2012, lo que la situaba muy por debajo de la media del 24,5% de las 30 regiones más industriales de Europa.
La 'política industrial' desarrollada ha estado muy condicionada a los intereses clientelares de los gobiernos pujolistas de turno y se ha cedido al chantaje de la cultura "no en mi patio trasero"
¿Cuáles son las causas de este declive industrial?
La ausencia durante décadas de estrategia industrial por parte del Govern de la Generalitat ha supuesto el debilitamiento de sectores industriales punteros y de servicios de fuerte implantación en Cataluña. La política industrial desarrollada ha estado muy condicionada a los intereses clientelares de los gobiernos pujolistas de turno, y en otros casos, como en el de las infraestructuras, se ha cedido al chantaje de la cultura del NIMBY ("no en mi patio trasero"), que se oponía a cualquier infraestructura que ocupara el territorio.
Veamos algunos ejemplos. Por inacción se ha puesto en peligro la industria ferroviaria catalana, por contra la estrategia del Gobierno vasco en este sector ha permitido situar a su industria en el mercado global (CAF, quinta empresa ferroviaria mundial); la industria textil traspasó su diseño a Galicia; se apostó de forma equivocada por la industria aeronáutica; se hicieron concesiones a las multinacionales para retener el empleo en condiciones low cost, lo que el profesor Granell ha llamado "plataformas subordinadas de exportación" basadas en una falsa competitividad soportada por la devaluación de las condiciones de trabajo de determinados sectores exportadores.
Todo ello ha supuesto en estos últimos años un proceso de descapitalización tecnológica y pérdida de conocimiento, a lo que ha contribuido la baja inversión en I D i, por debajo del País Vasco, Navarra, Madrid... así como un grave proceso de deslocalización de los centros estratégicos de decisión de diferentes sectores y empresas punteras catalanas. Se ha acentuado el deterioro del sistema educativo, los últimos datos del observatorio de la PIMEC, que apuntan que Cataluña está en la cola de Europa en el porcentaje de población con formación de grado medio, son muy ilustrativos al respecto.
Todo ello ha supuesto en estos últimos años un proceso de descapitalización tecnológica y pérdida de conocimiento, a lo que ha contribuido la baja inversión en I D i, por debajo del País Vasco, Navarra, Madrid...
Apuntemos otro factor en mi opinión muy significativo: la pérdida del impulso emprendedor y la falta de ambición de una parte muy significativa de la burguesía industrial catalana, muy dependiente de las subvenciones del Govern de turno, atraída por la cultura del 3% que sustituía a la cultura del esfuerzo emprendedor.
Sin embargo, hay sectores industriales en el campo de la automoción, los bienes de equipo, la química, el farmacéutico, la biomedicina... Sin duda, los más dinámicos de la economía catalana que están liderando el crecimiento de las exportaciones. Este sector está constituido mayoritariamente por multinacionales extranjeras y españolas, muchas de ellas catalanas.
¿Qué piensan estas empresas del actual procés? El comportamiento de la multinacionales en relación al procés ha tenido, en mi opinión, una determinada cronología. En su fase inicial no le concedió ninguna credibilidad, se limitaron a aprovechar las ventajas que ofrecía el Govern de la Generalitat en su fase business friendly para obtener múltiples concesiones, ayudas vía subvenciones, facilidades en la aprobación de los ERE... Incluso algunas llegaron a pensar en las ventajas derivadas de la debilidad de un nuevo Estado, desregulado y a la deriva, que podía ser mucho más controlable e influenciable . ¡Cataluña, "la Andorra de la industria europea"!
El problema se agudiza cuando el procés entra en su fase entrópica, es entonces cuando el desconcierto empieza a cundir en las filas transnacionales, las dudas sobre el tamaño del mercado, las incertidumbres de un marco político inestable, la inseguridad jurídica, la sustitución del marco legal vigente por una difusa legitimidad "popular", todo ello hace que determinados sectores económicos no solo industriales comiencen a preocuparse de verdad . Algunos datos sobre deslocalizaciones empiezan a ser relevantes.