Definitivamente, la Comisión Europea (CE) se ha cargado la venta de la filial británica de Telefónica en el Reino Unido, O2, a la hongkonesa Hutchison por 10.250 millones de libras, argumentando la importante reducción de competencia implícita en la operación. Pero son muchos los expertos y analistas que sostienen que lo que está implícito en la decisión del órgano comunitario es la mayor capacidad de influencia del Gobierno británico sobre el español, al incorporar el gobierno de Cameron el Brexit como arma arrojadiza y de presión al que se ha plegado el gobierno comunitario presidido por Juncker.
De la venta de O2 a Hutchison dependían tres asuntos claves como la reducción de la deuda, la sostenibilidad del dividendo y el recorte del rating con el consiguiente aumento de los gastos financieros
Tras la decisión, se abre un escenario incierto, aunque Moody’s no ha perdido el tiempo al recortar la perspectiva a negativa desde estable --aunque manteniendo el rating en Baa2-- al considerar que los planes de reducción de la deuda de 53.920 millones de euros de la teleco española se van a ver perjudicados, al menos este año, y que todo ello puede llevar a un aumento del coste de financiación, en el caso de que el rating de Telefónica se recorte en un futuro más o menos inmediato.
De la venta de O2 a Hutchison dependían tres asuntos claves como la reducción de la deuda, la sostenibilidad del dividendo y el recorte del rating con el consiguiente aumento de los gastos financieros. Aunque el mundo no se acaba aquí, por mucho que se considere que la decisión de la CE pueda entenderse como poco ajustada a la realidad, como afirman muchos analistas internacionales que habían apostado, en su momento, por una decisión favorable de la institución comunitaria.
La junta general de accionistas de Telefónica, celebrada la semana pasada, clarificaba parcialmente el panorama al aprobar el pago de un dividendo que supondrá una salida de caja de 1.741 millones de euros, en el caso de pagar los 0,35 euros por acción en efectivo, aunque si un 70% de los accionistas cobraran en acciones, la salida de caja se reduciría a 522 millones.
La rentabilidad por dividendo asumiendo el pago de mayo y noviembre del 2016 asciende al 7,9%.
Tras el varapalo de la CE, Telefónica maneja distintas alternativas, aunque en su conjunto el resultado no igualaría la cifra pactada con Hutchison. Entre ellas, se contemplan la venta troceada de O2 a fondos y competidores como CVC, Apax, KKR Liberty , Sky, Iliad o Unitymedia, o la salida a bolsa de la recientemente creada empresa de infraestructuras de telecomunicaciones, Telxius.