El miércoles 11 nos despertaba el titular de que para 2025 no habrá discapacitados. Esta afirmación provenía de Eyther Bender, profesor de la Singularity University, uno de los centros más visionarios de Silicon Valley. Esta universidad impulsa, desde 2008, la aplicación de soluciones tecnológicas en biotecnología, inteligencia artificial y neurociencia a las principales cuestiones que afectan a la humanidad como son la educación, la energía, el medio ambiente, la salud, la seguridad, la alimentación, la pobreza, el espacio y el agua.
Con su manifiesto Bender se refería a los avances en la producción de prótesis personalizadas. Actualmente las impresoras 3D han permitido la fabricación de más de 39 millones de prótesis, y con la tecnología biónica ponerse una prótesis será, según el profesor, como cambiar de vaqueros.
En general, tenemos cierta tendencia a admirar el progreso ajeno y pensar que no estamos a la altura
Al día siguiente, en Gran Canaria, Eusebia Rodríguez mostraba al mundo su nueva pared torácica, la primera reconstrucción en 3D con una prótesis de titanio hecha a medida gracias a una tecnología desarrollada por el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC).
La paciente Eusebia Rodríguez llevaba 25 años luchando contra un tumor en el esternón con tratamientos y operaciones, como la implantación en 2008 de una malla metálica rígida que se rompió en 2015 provocándole limitaciones en la movilidad respiratoria y articular. Esta nueva prótesis le permitirá flexibilidad en los movimientos respiratorios y no limitará la capacidad ventilatoria.
El director de I D i del ITC, el físico Gonzalo Piernavieja, afirma que llevan trabajando en la fabricación de prótesis de titanio desde 2007 y que esta técnica permite diseñar prótesis a medida para pacientes que necesiten reconstrucciones óseas.
No deja de sorprenderme que la sociedad canaria, que sufre una de las mayores tasas de paro y un nivel educacional por debajo de la media española, consiga ser pionera a nivel internacional de una tecnología que tendrá un impacto decisivo en la calidad de vida de millones de personas.
En general, tenemos cierta tendencia a admirar el progreso ajeno y pensar que no estamos a la altura. En este caso, aunque Silicon Valley lo ignore, Canarias ha demostrado que con una política institucional adecuada y el esfuerzo, conocimiento, talento, innovación y perseverancia de nuestros profesionales, somos capaces de competir con los mejores. En este país de contrastes, unos trabajan al máximo nivel, mientras que nuestra clase política, en lugar de impulsar, mantiene al país parado en espera de un acuerdo para formar Gobierno.