En esto del periodismo tengo más mili que el mástil de la bandera del cuartel del Bruc. En septiembre de 1983 tenía 24 octubres cuando me nombraron director del semanario comarcal más veterano del siglo XX en Cataluña. En tantos años nadie me ha tapado la boca a la hora de criticar a los políticos, pero he tenido cuidado en no hacerlo con mis colegas de profesión. Cuando lo he hecho, ha sido por política, no en lo profesional.

Todo el que procede de TV3 y es fichado por otro medio, triunfa y, misteriosamente, se le borra la capa de barniz nacionalista que pintan a todo profesional cuando entra en la orden de la Corpo

Me pongo la venda antes de lacerar a los periodistas de TV3 porque, gracias a que el Día de Sant Jordi no emitieron el 'Telenotícies Vespre', pude disfrutar del programa 'Sense Ficció' titulado 'Plaça de Catalunya, èxit o fracàs?', presentado por el cronista Lluís Permanyer, experto en la sociedad burguesa de Barcelona. El 'Telenotícies Vespre' fue muy instructivo.

Disfruté con el programa porque desconocía que el histórico Hotel Colón estaba en el solar del edificio del antiguo de Banesto que preside la plaza, donde podría estar el kilómetro cero de Cataluña; el truco empleado para trasladar, titas-titas, a las palomas del Parc de la Ciutadella con motivo de la Exposición Universal de 1929, imitando a la piazza de San Marcos de Venecia; o también que a la plaza le falta un monumento arquitectónico, algún palacete aunque sólo uno fuera, de la Diagonal o de Paseo de Gracia. No sé, la Pedrera de Gaudí o cualquier mansión de Lluis Domènech i Muntaner porque, como explicó Permanyer, los edificios actuales desmerecen el estilo de la ciudad. Son de una impersonal grisura bancaria. Pasé media hora la mar de entretenido sin política. Un placer.

Los colegas de informativos de TV3 son buenos profesionales. Lo demuestran cuando se van a otros medios: Carles Francino, Maria Àngels Barceló, Josep Cuní... Cambian de perspectiva. Se oxigenan. Son más ecuánimes. Crecen como profesionales.

Todo el que procede de TV3 y es fichado por otro medio, triunfa y, 'misteriosamente', se le borra la capa de barniz nacionalista que pintan a todo profesional cuando entra en la orden de la Corpo. Así lo veo desde fuera. Me imagino que las maquilladoras, ordenanzas y señoras de la limpieza no llevaran ese barniz. O, si lo llevan, será como el de La Cubana.

No es que los profesionales que se quedan no tengan personalidad, que la tienen, pero padecen algo parecido al Síndrome de Estocolmo. Ojo, no es privativo de este medio, sino de todos los medios. No se trata de censura sino que es algo tan elemental y básico como asegurarse las habichuelas, y no existe en Cataluña una televisión tan generosa como ésta. Quien entra no quiere salir, porque fuera hace mucho frío.

Estos presentadores de barretina y espardenya nunca dejarán TV3 porque son clones de lo que siempre ha aspirado ser la Corpo

He tenido muchas experiencias profesionales. Existe una tendencia digamos que natural a que el periodista coincida con la línea editorial de la empresa que lo contrata. Un periodista de A3 no puede estar en la Sexta ni uno de la Cuatro en Tele 5. La ósmosis no es exclusiva de la Corpo. Sino que está extendido en todos los medios, también en los impresos. Yo mismo tenía como subdirector a un personaje que cuando me retiré y asumió la dirección, le faltó tiempo para apuntarse a la Via Catalana de 2013. Digo el pecado, no el pecador.

Bueno esas cosas le pasan a casi todos, no a todos: los indepes de pata negra como David Bassa, jefe de informativos de la TV3 de Puigdemont; el trotamundos subvencionado de Miquel Calzada; Empar Moliner que emula quemar la Constitución inmisericorde con los desvalidos o el presentador del 'Telenotícies Migdia' del viernes informando que Eurovisión había prohibido la ikurriña, pero no la estelada. Estos presentadores de barretina y espardenya nunca dejarán TV3 porque son clones de lo que siempre ha aspirado ser la Corpo. Están cómodamente instalados en la República independiente de su casa.

Los periodistas de TV3 tendrían que ser más valientes y dar un paso más: solidarizarse con sus políticos y convocar más huelgas como la del 23A, al menos una al día, y protestar como lo hace el Govern de la Generalitat cuando le llueven sentencias judiciales contrarias. Que lo son prácticamente todas (la penúltima, siempre hay otra última, el fracking), desde que ex Honorable Mas le cogió el gusto a pasarse la ley por el arco del forro de la entrepierna. Como siempre, han sido correa de transmisión de quien les paga, no hace falta que disimulen remilgos.

Que así sea (y podamos ver más al cronista Permanyer en horas de máxima audiencia).