Ramón de España lo ha escrito con claridad en Crónica Global, y sin el ronroneo del que está contento de conocerse a sí mismo. Intentar convencer a un nacionalista de que vive en el error --o cerca de él-- es una pérdida de tiempo. Y a la inversa: convencer a un no nacionalista de los parabienes y del paraíso que está a punto de llegar es tarea también inútil.
Estamos instalados en un escenario de diálogos bizantinos, o de besugos, para ser más precisos. Y, si no, que oigan al todopoderoso vicepresidente Junqueras, cuando asegura que está gestionando "esta realidad compleja [largo ronroneo] desde la complejidad". Su pensamiento es profundo, muy profundo, tan profundo como cuando era el doctor de 'El favorit', en TV3. Junqueras ha afirmado en la entrevista que le ha hecho este miércoles Carlos Alsina en Onda Cero que es "muy respetuoso con las opiniones de todo el mundo" [sic].
Junqueras sonrió como Fraga, porque ya en aquellos años la calle era de ellos, de los nacionalistas
Anécdota verídica, otoño de 1996: Junqueras asiste como oyente a una clase de doctorado en la universidad. El profesor está explicando la diversidad lingüística en la Barcelona del Renacimiento: se hablaba y se leía en italiano, catalán y castellano, según el grupo social y según el lugar donde se hallasen los hablantes o los lectores. Junqueras levanta la mano y pregunta: "¿Se atrevería a defender esta interpretación en la calle?". Silencio en el aula. El profesor contesta: "No. Voy a publicarlo en un libro". Junqueras sonrió satisfecho, y no porque se acordase de Azaña y su famosa cita: "En España la mejor manera de guardar un secreto es escribir un libro". Sonrió como Fraga, porque ya en aquellos años la calle era de ellos, de los nacionalistas.
Prosigue la entrevista: "Nuestra preocupación son los ciudadanos". Y puntualiza por si a alguien se le ocurre quitar el artículo los de su respuesta: garantizar los derechos sociales, aquellos que el Gobierno español nos impide hacerlo porque recurre nuestras leyes. A la pregunta de si conoce las leyes que no cumple el Govern, no hay respuesta. Y después de una pregunta sobre Otegi [largo ronroneo, ¿quién le está acariciando su ancho y gran lomo?], él solo responde por sí mismo y por el partido que representa.
Ronroneo y más ronroneo. Junqueras gana tiempo con ese molesto ruidito, parece que intenta pensar mientras habla pero no está seguro de conseguirlo, lo de pensar, digo. Debe estar gestionando la compleja realidad, al menos ha acertado en el análisis: Cataluña es muy compleja y diversa. ¿Se atrevería a repetirlo en la calle?, señor Junqueras.