Dicho y hecho. Así muere la legislatura. Como el joven ratón que osaba pasearse por la alcoba. ¡Qué atrevimiento! Pues se acabó. Salvo milagro final. Salvo alguna idea nueva como la de ayer, que fue perdiendo vida según transcurría la mañana. Ilusiones. A primera hora de la mañana la vicepresidenta Sáenz de Santamaría ya hizo un llamamiento a la “sensatez política” y culpó al PSOE de la ausencia de gobierno, matizando que “cada uno tendrá que asumir su responsabilidad”. Todo claro. Precampaña.
Ahí vamos. A certificar el final de la Legislatura más corta de nuestra partitocracia. Donde los personalismos de los políticos la han hecho inviable
Pero la oferta de Compromís alteró el circo del Congreso. Poco rato. Rápido se volvió a lo interesante. Las nuevas listas. En qué puesto va cada uno. “Yo no he venido aquí para irme ya a mi casa”, se lamenta algún diputado que ve peligrar su puesto en las listas. Pero estaba escrito, como comenta el ex presidente del Congreso, Jesús Posada. “Lo avisé el 22 de diciembre, en la comida oficial del Congreso a la que asistió Mariano Rajoy”. “Vamos a otras elecciones, salvo que Sánchez pacte con nosotros”, matiza. Y, de momento, el acierto es completo. Palabras del señor Posada, que algunos han insinuado como ‘el Monti’ conservador para sacarnos del atolladero. Pero no ha prosperado. Y a él (parece) no le gusta.
Ahí vamos. A certificar el final de la Legislatura más corta de nuestra partitocracia. Donde los personalismos de los políticos la han hecho inviable. Donde el núcleo duro de cada partido, que son quienes deciden, se ha impuesto a la razón y al interés se la sociedad. Ahí vamos. Con los mismos mediocres políticos, que repetirán encabezando las listas. No hay partido que haya buscado recambio. Nadie levanta la voz. Se están haciendo las listas. La mediocridad se impone. Seguiremos viendo el circo desde la barrera. Seguiremos contemplando cómo esos políticos sólo buscan su interés personal y no el del país. Ahí vamos. Derechitos al pozo. A matar ratones a escobazos.
¿Adónde vamos con esta clase política? En el PSOE están a navajazos por evitar que Sánchez sea de nuevo el candidato. Algunos ‘destacados’ socialistas auguran guerra en Ferraz. Ahora, por las listas. Tras el verano, por una nueva ejecutiva y nuevo líder. Pero ¿dónde está el mirlo blanco? No se sabe. No se ve. Posible, no existe. Entonces, que sea dama. “Ni me la nombres”, replica un veterano socialista que gozó de la aureola del poder. Tampoco ven con simpatía la llegada de la Faraona, Susana de Andalucía. No les convence. IU da por hecho el acuerdo con Podemos. Adiós a IU. Bueno, qué le importa a Garzón. Nada. Él ira en la lista de Madrid, pegadito a Iglesias y... tiro porque me toca. El PP, a lo suyo. Vamos, que después de cuatro meses la táctica pasota de Mariano va a ser la vencedora. Para no echar gota de sudor. Da igual ‘Papeles’ que acusaciones. Que haya que echar a ministros, que Costa le diga al juez que la responsabilidad de la financiación del PP de Valencia era de Rajoy y Cospedal. Da igual. Ahí vamos. Matando ratones. Matando la legislatura a escobazo limpio. Y, de paso, la seudodemocracia en que vivimos.
¡Qué dos meses nos esperan! ¡Qué campaña, señor! La culpa fue tuya de las nuevas elecciones. No, fue del otro
¡Qué dos meses nos esperan! ¡Qué campaña, señor! La culpa fue tuya de las nuevas elecciones. No, fue del otro. Fue de Mariano que no quiso. De Sánchez que sí quiso, pero no. De Albert, que se cambió de habitación. De Pablo que no le gustan los tríos. De los ciudadanos, que los aguantamos todo. Repetirán las promesas que ya nadie cree. Demagogia sobre demagogia. Encuestas a favor de uno o del otro, según quién la realice. Y debates a dos, tres, cuatro, cinco. O a uno, si se tercia. Y al final... ¡ay!, al final. Todo sigue igual. O casi. ‘Pa’ borrarse.
Pero, ahí vamos. Derechitos a otra contienda electoral (algunos mantenemos ese cinco por ciento de sorpresa final esperando un milagro. Aunque ya ni el Fátima). ¿Causas? No se sabe si la huella que dejó la crisis (que no se ha ido) en el país. La huella social, la huella que los políticos no supieron ver y la consecuencia ha sido la fragmentación del mapa parlamentario. No han visto lo que los ciudadanos les ordenaron. Incapacidad. En cualquier empresa hubiesen sido destituidos. En los partidos siguen siendo los jefes. Así vamos. Y volverán a ser los candidatos. Se necesita una escoba. No para matar ratones. Sí para limpiar el astro y el salón. La cocina, mejor no tocarla. Para comer estos cuatro días que quedan. Luego, Dios dirá. A escobazo limpio habría que echarlos a todos.