Pocas horas después de que el dedo del colegiado señor Rizzoli sancionara con libre directo fuera del área la mano de Gabi, tenía a bien la UEFA, con tres meses de retraso, publicar en su página web el repertorio de jurisprudencia del segundo semestre de 2016. De este modo, se dan a conocer los motivos que llevaron al Comité de Apelación de la UEFA a confirmar la multa de 40.000 euros al F.C. Barcelona, más 4.000 de costes, por la exhibición de esteladas y por los cantos de "independencia" durante el partido contra el Bayer Leverkusen, en septiembre del año pasado.
La decisión del Comité de Apelación de la UEFA hace patente hasta qué punto muchos soberanistas viven fuera de la realidad
La decisión del comité, formado ese día por los señores Michael Maessen (Holanda), Levant Bicakci (Turquía), Björn Ahlberg (Suecia), Urs Reinhard (Suiza), quienes no superaron su perplejidad ante la argumentación del F.C. Barcelona, hace patente hasta qué punto muchos soberanistas viven fuera de la realidad y, por otro lado, cómo quienes tal vez no lo sean no pueden sobreponerse a su vergüenza ajena para pergeñar una exposición con mínimos visos de prosperar. De modo sucinto: mientras el F.C. Barcelona inició su recurso afirmando que ni banderas ni cánticos son actos de naturaleza política, en el transcurso de su apelación señaló, entre otras perlas, que:
1. La estelada es una bandera no oficial típicamente usada por los independentistas catalanes para expresar su apoyo a la independencia de Cataluña.
2. La estelada es una bandera que inicialmente se vinculó a partidos o movimientos como el Front Nacional de Catalunya, el Partit Socialista d’Alliberament Nacional dels Països Catalans o el grupo marxista llamado Bloc d’Esquerra d’Alliberament Nacional.
3. La exhibición de esteladas no se puede desvincular del hecho de que dos días antes se celebraron unas elecciones regionales en Cataluña donde algunos partidos propugnaban su independencia.
4. (Este argumento procede de las alegaciones ante el Comité de Competición, el de primera instancia) El diseño y uso de la estelada se contrapone al uso de la señera, pues los independentistas radicales consideran que la señera no puede ser la bandera oficial de la Cataluña independiente ya que actualmente ondea en todas las instituciones de Cataluña junto a la bandera española.
Con razones como estas se comprende que los miembros del comité tuvieran que poner menos empeño en refutarlas que en esconder su asombro no sin recordar, por cierto, al F.C. Barcelona, de una parte, que no recurrió la multa por las esteladas en la final de Berlín y, de la otra, que está en Europa, porque Europa no acaba, ni tampoco empieza, en Cataluña. Efectivamente, el comité trae a colación los vergonzosos incidentes del Serbia-Albania, que empezaron, adivínenlo, a causa de una bandera.
Esta anomalía ha llevado al F.C. Barcelona a codearse por el reportorio de jurisprudencia sancionadora con los clubes que cuentan con la peor chusma de Europa entre sus hooligans, por politizar sus estadios
Si al F.C. Barcelona no le bastaba con el comité para saber en qué continente compite, también el Zenit de San Petersburgo ha contribuido a que los mandamases barcelonistas se ubiquen, pues en su apelación contra la multa impuesta por la exhibición de la bandera de la Rusia zarista, el Zenit se preguntaba por qué a él sí se le castigaba mientras que en Barcelona las performances 'indepes' de cada partido de Champions quedaban sin sanción.
Dicho sea de paso, esto da pie a mentar una de las características más acusadas, y cada vez más, del independentismo: el excepcionalismo (una de cuyas manifestaciones, no la única, es el desprecio a lo español). Esto es, pensar que lo que aquí pasa no ocurre en ninguna parte. Y no. No es una excepción, aunque sí una anomalía que ha llevado al F.C. Barcelona a codearse por el reportorio de jurisprudencia sancionadora con el ya citado Zenit, el Legia de Varsovia o el Lech Poznań, o sea, los clubes que cuentan con la peor chusma de Europa entre sus hooligans, por politizar sus estadios.
Concluyendo. El primer partido tras el del Bayer Leverkusen que albergó el F.C. Barcelona, ya sancionado en primera instancia, le enfrentó al Bate Borisov. Ese día, el Camp Nou fue un auténtico aquelarre independentista, con pitada al himno de la Champions, reparto y exhibición masiva de esteladas e invitación al palco a los dirigentes de las entidades organizadoras de la protesta. El informe del delegado de la UEFA no le anduvo a la zaga, ya que recogió con todo lujo de detalles cuanto sucedió. Este informe quedó hibernado, por acuerdo entre club y UEFA, hasta que el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), ante quien el F.C. Barcelona anunció recurso, confirmara o rechazara la sanción del partido del Bayer. A inicios de febrero de este año, toda la prensa daba cuenta de que la entidad azulgrana había presentado su recurso fuera de plazo. El club lo desmintió. Desde entonces el nacionalbarcelonismo impuso silencio y nunca más se supo.
El día 12 de mayo se reúne el Comité de Competición de la UEFA.
Prepárese, señor Bartomeu.