Pensamiento

Podemos, pero el desencanto crece

23 marzo, 2016 00:00

En esta parálisis política y gubernamental se ha puesto de moda Podemos. El partido político que más rápido ha crecido empieza a cojear. El partido político que más éxito ha tenido en las primeras elecciones generales a las que se presentaba empieza a perder alguna pata en la que se apoyaba. El partido político que se apoyaba en el camping de tiendas de la Puerta del Sol ha empezado a cambiar su discurso. El partido que observamos y expiamos en sus tertulias mañaneras de la librería La Marabunta empieza a tambalearse. ¿Qué ha ocurrido?

El partido político que más rápido ha crecido empieza a cojear

Recordamos que su líder Pablo Iglesias, el Coletas, ha pasado de pedir primero la presidencia y después la vicepresidencia con medio gobierno a encerrarse en su urna podemita e impedir cualquier clase de gobierno. Le ha salido a relucir su prepotencia, su narcisismo y busca la consagración con nuevas elecciones. Pero las torres que se tambalean terminan por caer. Y los líderes, por muy estalinistas que sean, también terminan por caer. Aunque se hayan llevado por delante a medio equipo directivo. ¿Está solo Pablo Iglesias? Sí lo parece. Fuera de un par de damas, las cabezas pensantes del partido están en el arcén de la carretera esperando que pase el autobús. O que se despeñe. Porque de comerse crudos a los presidentes de las eléctricas y a los consejeros delegados con sueldos estratosféricos ha pasado a ser uno más de los diputados-trabajadores del circo montado en la plaza de las Cortes.

Ha estallado su ego. Que no es más que el de otros. Pero el Coletas lo destaca. Lo ensalza. Lo intenta vender porque no le cabe en la mochila. Vende el sobrante. Lo que provoca rechazo en la población. Y en algunos de sus compañeros de partido. Ya se han ido algunos. Otros se irán. Y puede que al final tendrá que irse él. Como siempre ocurrió. Porque los ciudadanos lo rechacen. Porque algunos de sus votantes ya nunca más le votarán. Por irresponsable. Por irrespetuoso. Por su timo ideológico. Por la falacia de su sensibilidad social. Por el excesivo marketing de su figura, su coleta y la raya de su melena. Porque los globos se desinflan solos sin necesidad de pincharlos. Por su estupidez de profesor de masas.

No se puede buscar la foto de portada con broncas y discursos de "cal viva" y romper toda posibilidad de acuerdo

Entendemos que Podemos es un partido ya casi imprescindible para este sistema nuestro que intenta parecerse a una democracia. Y estaría bien que fuese un partido fuerte, sólido y coherente. Que fuese una referencia para la juventud y las personas que desean una refundación de la seudodemocracia en que vivimos. De momento ha aglutinado a los sectores sociales cuya malestar hubiera desembocado en fuertes revueltas. O en formaciones extremistas. Pero necesita algo más de poso democrático para sí y de credibilidad para los de fuera. No se puede buscar la foto de portada con broncas y discursos de "cal viva" y romper toda posibilidad de acuerdo. Porque los ciudadanos se están cansando. Incluso sus votantes de Lavapiés. Incluso su número dos, Íñigo Errejón. Por cierto, ¿dónde está Errejón?

Los partidarios de la investidura de Sánchez han sido desplazados. Cuidado Iglesias, alias El Coletas, con forzar otras elecciones. A lo peor no te da tiempo a contar los votos. Suponemos que con la llegada de mayo también llegará la primavera a Podemos. Y la sensatez. Y la responsabilidad. Y a última hora, como siempre ocurre en política, llegará el acuerdo. Siempre fue así. González y Suárez llegaron a acuerdos importantes a última hora en un restaurante de la calle Lagasca. Con nocturnidad. Solos. Con la intermediación del hombre bueno Rodríguez Sahagún. Y un cocinero como testigo del evento y cuidador de que la cena no se enfriase demasiado. Fue en 1981 y allí, en la soledad de un restaurante, se marcaron las pautas a seguir de la democracia recién estrenada. No importa que sea tarde, si el acuerdo es posible. No importa que sea el 1 de mayo si hay acuerdo de gobernabilidad para el país. Porque los ciudadanos ya están cansados. Porque el pueblo quiere trabajar. Y que les gobiernen con sensatez. Ya.