Pensamiento

La explotación propagandística de las anécdotas

21 marzo, 2016 00:00

Tómense estas líneas como un desahogo personal. Lo digo porque soy consciente de que predico en el desierto. Es más, sé también que serán usadas para todo tipo de descalificaciones. Pero, como en la fábula del escorpión y la rana, no puedo evitar escribirlas.

Mientras tanto, un Estado fallido se muestra incapaz de hacer cumplir las leyes y las resoluciones de los tribunales

Estos días los medios de comunicación catalanes han recogido de forma destacada los comentarios despectivos en las redes sociales contra un comentarista deportivo por unas frases en catalán. Parece que se trata de algún que otro descerebrado, real o fake, de los muchos que pueblan las redes. La anécdota se ha utilizado, como es costumbre, como elemento de propaganda y como prueba irrefutable de la maldad de los españoles. Como siempre, no ha sido un medio sensacionalista quien ha destacado la noticia --sería normal-- sino el conjunto del aparato propagandístico del régimen.

En paralelo, ha pasado desapercibida la comparecencia en el Parlamento Europeo de padres que han sufrido acoso, junto a sus hijos, organizados o fomentados por instituciones públicas o semipúblicas en Cataluña. Todo por el 'delito' de pedir que se cumplan las sentencias y las directrices de la UNESCO. Mientras tanto, un Estado fallido se muestra incapaz de hacer cumplir las leyes y las resoluciones de los tribunales.

La criminalización de la UE

La UE se ha hecho acreedora de muchas críticas. Pero en el caso de los refugiados el error nace de una primera posición, aparentemente muy humanitaria pero que no calculó el efecto llamada de dar la apariencia de puertas abiertas. Pretender que la UE abra sus puertas sin controles, en un mundo con decenas de millones de potenciales inmigrantes políticos o económicos, es un error incomprensible en políticos experimentados que, de concretarse, acabaría también perjudicando a los propios inmigrantes.

Pretender que la UE abra sus puertas sin controles es un error incomprensible en políticos experimentados

Las consecuencias de hacerlo no favorecería más que a populistas y xenófobos de toda índole. Hasta el extremo de poner en peligro un sistema político, criticable sin duda pero que todavía es el menos malo de los existentes. Ya hemos visto las consecuencias en las últimas elecciones alemanas.

Por tanto, permítanme que no me sume a la moda de criminalizar Europa y la democracia representativa, y menos cuando lo hacen aquellos a los que les gusta mucho hablar de la libertad de los pueblos y muy poco de la libertad de las de las personas. Quizás por eso, en los países que admiran nuestros defensores de fronteras abiertas, las colas, si se forman, no es para entrar sino para huir. Para ellos, de lo que se trata no es de ayudar a nadie sino de destruir un sistema que odian.

Los fascistas que se autodenominan antifascistas

No me gusta utilizar la palabra fascista fuera de su contexto histórico. Pero lo más parecido a un fascista, es decir, una persona con ideología totalitaria, estatalista y nacionalista, está representado hoy en Cataluña por aquellos que se autocalifican de antifascistas y que pretenden eliminar la libertad de expresión y de reunión a quienes no piensan como ellos a base de la coacción y el acoso. Está en el ADN de la democracia no ser como ellos. Pero tampoco dejarse avasallar en silencio.