Si a los 15 años, cuando me empezó a interesar la política, en lugar de haber leído 'El Capital' de Carlos Marx hubiera leído 'El Manifiesto Comunista' de él y Engels, me habría convertido en comunista, pero 'El Manifiesto' lo leí con 20 años en la Universidad, y ya entonces estaba vacunado del virus marxista.
'El Capital' está escrito como escribe un alemán su tesis doctoral de Economía. La plusvalía era el centro del universo. Un lenguaje inasible para un adolescente. Sólo el capítulo XXIV me quedó grabado en la sesera. Es el que explica el origen de la acumulación del capital, el capitalismo. La metáfora empleada es de 'sangre' y 'lodo', creada por los Estados imperialistas de España primero e Inglaterra después, que explotaron a los nativos y expoliaron a América y África todas sus riquezas hasta dejar la tierra, y su gente, baldía y esquilmada.
Los miembros orgánicos de los círculos morados y sus asesores principales son comunistas de la vieja escuela de Lenin y Trotsky antes de que llegara Stalin
Me impresionó, y aterró, esa lectura del alemán. Que hablara así de Inglaterra no me producía rechazo, pero sí de España. No sólo me produjo repelús, sino que me pareció un análisis injusto porque España no hizo menos que lo que había hecho Roma en la dinámica de creación de un Imperio, y bien orgullosos que estamos más de 2000 años después de su conquista a 'sangre' y 'lodo', en el que nuestros ancestros indígenas (íberos) lo pasaron canutas, pienso en los ilergetes Indíbil y Mandonio.
Empero, no quiero desviarme de mi línea argumental, sólo añadiré que el cuento del descubrimiento, conquista y colonización del Nuevo Mundo, que durante el franquismo nos contaba la Enciclopedia Álvarez, era como los cuentos de Andersen pasados por el filtro de la factoría Disney.
Pese a ello pienso que Marx es el filósofo que más ha influido en el pensamiento del siglo XX y los venideros, porque es el primer pensador que no sólo intenta interpretar la realidad, sino transformarla. Marx y la rebelión son conceptos que han ido, van e irán unidos en un haz, porque la injusticia ha sido, es y será algo tan natural como el oxígeno en el aire. La injusticia es la simiente de cualquier revolución.
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Hace un par de semanas contesté en Twitter a un desconocido Alejandro que "Stalin ha sido uno de los mayores criminales de la Historia", y añadía: "Mejor no lo defiendas. Es un consejo".
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Si han llegado hasta aquí no gustándoles el océano de la Historia del Pensamiento, sino sólo interesados en la actualidad política, acaban de llegar a tierra firme porque con este largo preámbulo sólo pretendía llegar a la playa de Pablo Iglesias.
El Politburó de Podemos (no los cinco millones de votantes que tuvieron el 20D) me recuerda al espíritu del Partido Bolchevique de antes de la Revolución. Los miembros orgánicos de los círculos morados y sus asesores principales (dígase, por ejemplo, Pedro Antonio Honrubia) son comunistas de la vieja escuela de Lenin y Trotsky antes de que llegara Stalin.
Pedro J. Ramírez le preguntó a Pablo Iglesias en una entrevista en su digital El Español: si viajara en el Ministerio del Tiempo y llegara a la época de la II República con qué partido se sentiría más identificado. Iglesias vaciló y no quiso responder, pero el periodista cazador, gato viejo, insistió y al final cazó el conejo que perseguía. Pablo Iglesias se confesó lo que todos sabíamos: es comunista de la primera hora. Dijo que se identificaba con aquel Partido Comunista de los años 30. El partido estalinista.
No diré nada más. Eso sí, para acabar tengo que explicar, y sabrán por qué he escrito lo que han leído, y me entenderán hasta lo que no he dicho. Cliquen y compruébenlo. No lo digo yo. Con ustedes Pablo Iglesias en su salsa:
PD: Decir lo que acaban de oír, como decía en otro tuiter, demuestra que Pablo Iglesias es un chico listo, pero no tan inteligente como parece. Porque una persona inteligente sabe que los oídos del CNI graban todo lo que les interesa grabar. Y eso tendría que saberlo este marxista que antes de ser presidente aspiraba a controlar a los servicios de inteligencia del Estado...