El trato mediático a Pedro Sánchez
Este tuit es genial. Al leerlo te preguntas si un periodista estrella debe o no gestionar sus emociones y disimular su inquina hacia un candidato electoral. ¿Puede un periodista estrella o estrellado hacer lo que le dé la gana? ¿Qué es o no criticable? ¿Un periodista, que no un cómico, se puede chotear sin ton ni son de cualquiera? ¿Évole hizo un comentario similar al ver esto?
El periodismo televisivo ha hecho de Évole un hombre acomodado. Ahora tiene dinero y vive bien, igual que Sánchez, aunque no sea tan guapo y glamuroso como el hoy candidato a la investidura
Aparte del puritanismo de izquierdas que denota el primer tuit de Jordi Évole, un candidato progresista no puede ser atractivo, ni de clase acomodada, ni debe entregarse a la prensa frívola... El comentario pone de manifiesto algunas contradicciones por parte del autor. El periodismo televisivo ha hecho de Évole un hombre acomodado. Ahora tiene dinero y vive bien, igual que Sánchez, aunque no sea tan guapo y glamuroso como el hoy candidato a la investidura. ¿Por qué considerar que un político con pasta no se sentirá cerca y trabajará por el bienestar de los más vulnerables?
Sigamos con el repaso mediático. ¿Recuerdan el debate electoral "decisivo" de Atresmedia? Esto sí es jugar fuerte. En todo caso, el acoso del periodista continuó durante el resto de la campaña electoral.
Otras periodistas de La Sexta, Ana Pastor y Cristina Pardo, reproducen con asiduidad su antipatía por Pedro Sánchez en Twitter. Antipatía personal, como cuando íbamos al instituto. "Este me cae mal, esta también, estos no me gustan...". No se trata de una crítica con sustancia ideológica, programática, incluso moral. De los comentarios de ambas se desprende un claro y directo "me caes mal, chaval". Vale, esto es normal en los pasillos del instituto; no lo debería ser en el ejercicio del periodismo, ¿no?
Ha sido difícil encontrar columnas de opinión favorables a Pedro Sánchez en diarios digitales. Es mucho más fácil encontrar textos en sentido contrario. ¡Bah! Sánchez no iba a llegar ni a la vuelta de la esquina.
¿Cuando un periodista escribe una columna debe intentar ser una caja de resonancia fiable de la realidad o responder al encargo de alguien?
¿Cuando un periodista escribe una columna debe intentar ser una caja de resonancia fiable de la realidad o responder al encargo de alguien? Por favor, no se rían aún de esta noción romántica del periodismo porque los hay que la comparten. Siempre mostraron una actitud más madura y respetuosa con Sánchez, pero lo hacen con la crónica política en general, Joan Tapia, Antonio Casado, Carlos Carnicero, Fermín Bocos, J.M. Marqués Perales o Jorge Bezares que insisten en contextualizar sus análisis; hablar con fuentes, trasladar al lector las consideraciones de éstas. Todos ellos tendrán sus simpatías personales, deberán responder a las líneas editoriales de sus empresas pero insisten en ese ejercicio de contención emocional y la búsqueda de servir al lector a través de sus textos.
Le toca ahora el turno a la radio. Carles Francino volvió a demostrar que es uno de los periodistas estrella con la mirada más personal y original del panorama nacional. Y dijo esto.
Curiosamente, otro periodista radiofónico, de la clásica radio y no del nuevo periodismo digital, Carlos Alsina, comparte esa visión equilibrada de la realidad y brinda ironía y respeto a todos, incluso a Sánchez. También se atreve con politólogos y colegas del periodismo.
El tratamiento mediático de Pedro Sánchez contrasta con el recibido por Mariano Rajo y Pablo Iglesias. Los dos cuentan con columnistas, opinadores y tertulianos que trasladan a la opinión pública de manera positiva las estrategias y mensajes de los dos líderes ¿Por qué no ha contado Sánchez hasta ahora con un cordón particular de opinadores afines? Lo normal en una democracia es que haya empresas comunicativas diversas con líneas editoriales también diferentes. En España, sin embargo, la pata comunicativa socialdemócrata se hizo la despistada con Sánchez desde el principio. El gurú, el guía mediático-espiritual de muchos ciudadanos con simpatías socialistas mostraba un exquisito desdén.
Algún ejemplo más. Otro periodista de prestigio 'socialdemócrata' ha visto exclusivamente en Podemos lo nuevo, lo joven. No ha percibido ninguna disputa generacional en el PSOE.
Los viejos socialdemócratas nunca mueren y, sentados en sus cómodos sillones de Prisa, coquetean con los 'revolucionarios' de Podemos a puertas de la jubilación
Puede que el relevo generacional que se debería haber dado en los medios no se haya producido. Los viejos socialdemócratas nunca mueren y, sentados en sus cómodos sillones de Prisa, coquetean con los 'revolucionarios' de Podemos a puertas de la jubilación. Por otro lado, los nuevos medios, el nuevo periodismo ha dado cabida a la insolencia y cierta violencia intelectual de los jóvenes, alineados mayoritariamente al lado de Podemos. Puede que los periodistas cuarentones o cincuentones hayan sido víctimas de los expedientes de regulación en un sector, el del periodismo, que está sufriendo un implacable proceso de reconversión industrial. O están en el paro, o bien ocupan lugares secundarios en la redacción.
En todo caso, el tratamiento mediático de viejos y nuevos medios a Pedro Sánchez obliga a pensar en la responsabilidad social de los periodistas, más allá de la propiedad y concentración de las empresas de comunicación en España. Hay pocos empresarios en el sector y los mismos son dueños de casi todo, pero ¿cuál es nuestra responsabilidad como profesionales? ¿Queremos convertirnos en mamporreros mediáticos de nuestros jefes? ¿En graciosillos comentaristas de la actualidad? ¿En bufones a merced de los periodistas ricos propietarios de productoras televisivas? Évole, es la lucha de clases, idiota.