Voy a acabar este escrito con el gran ilusionista Antonio Díaz, conocido en el mundo de la magia como el Mago Pop, porque me recuerda a la sociedad Mas, Puigdemont & Junqueras i Associats SL; pero antes debo distinguir tres niveles de la mente humana: conciencia, subconsciencia e inconsciencia, para que se me entienda mejor.

La metáfora de un iceberg sirve para explicar esos tres niveles de la mente: la conciencia es la parte que se ve pero, como nos contaban en la escuela, lo que no se ve es diez veces mayor.

La cofradía de JxSí nos está sometiendo a los catalanes a un inaceptable chantaje emocional, a una especie de hipnosis colectiva en la que la realidad no cuenta, sino que lo que cuenta es un sueño o un sentimiento

La subconsciencia es la parte más cercana a lo que emerge. Es esa memoria olvidada pero no enterrada. La memoria que rebrota ante un estímulo. Un flash del pasado, un olor, un aroma. El recuerdo de 'la magdalena de Proust', como ha pasado a la historia de las ideas.

El inconsciente es el fondo del iceberg. Lo abisal. Una fobia. Algo que pasó y la mente lo ha dejado en el depósito de cadáveres de la memoria, casi insondable. Digo 'casi' porque para sacarlo a flote se necesita a Freud para poder curar la neurosis.

Como no soy un psicoanalista, este escrito va sólo dirigido a los separatas de nuevo cuño (espero que nadie se me enfade). A los que están en el segundo nivel, el de subconsciencia; a los del tercer nivel los doy por perdidos. ¡Qué más quisiera que tener la mente de Freud! A los de 'piedra picada', de la promoción de ERC de 1990 (la de Àngel Colom), o la fábrica de clones de las JNC; sino a los pujolistas decepcionados con su Gran Capitán, y del resto de catalanes que durante estos siete años de crisis se han subido, de buena fe, al tren de la bruja. Aproximadamente, la mitad de los viajeros que compraron el ticket de JxSí.

En realidad, el artículo anterior ('Por qué no entiendo a los separatistas') iba dirigido a ellos. Ese escrito no hablaba de sentimientos ni poesía, sino de razones pragmáticas (la poesía política es un arma muy peligrosa). De esa palabra tan bonita llamada seny.

A los que no eran separatistas pero que el oráculo de los separatas, como si fuera el ilusionista Antonio Díaz, el Mago Pop, les han puesto en la tesitura de o caixa o faixa. Elegir entre Statu Quo o Foc Nou. La llama nueva siempre es más atractiva que las viejas brasas. Con ese juego de palabras del oráculo separata (SQ ó FN), es difícil no caer en la tentación.

No deja de ser fantástico hacer un espectáculo, que ya dura tres años largos, de colar una ilusión o espejismo como si fuera real o posible

Hay que tener las ideas muy claras para decir que la cofradía de JxSí nos está sometiendo a los catalanes a un inaceptable chantaje emocional. A una especie de hipnosis colectiva en la que la realidad no cuenta, sino que lo que cuenta es un sueño o un sentimiento.

En el viaje a Ítaca de Homero, aunque casi nadie sepa ni parece que importe, todos los marineros murieron en la Odisea antes de llegar a la isla donde Penélope esperaba a Ulises. El 'Viatge a Ítaca' sólo es una bonita canción del parlamentari Lluís Llach. Poesía puesta al servicio de la política. No me gusta la poesía fuera de la literatura.

Lo digo sinceramente, sin doble intención: estoy ojiplático ante la capacidad de seducción de estos magos de las palabras que consiguen el milagro de que personas inteligentes caigan, como si fueran espectadores activos, en una performance de hipnotismo.

Vuelvo al principio: no sé si han visto algún espectáculo del Mago Pop, el gran ilusionista Antonio Díaz, el David Copperfield español. A esa calidad ilusionista ha llegado la compañía de Mas, Puigdemont, Junqueras y la Forcadell.

No deja de ser fantástico hacer un espectáculo, que ya dura tres años largos, de colar una ilusión o espejismo como si fuera real o posible. Ya lo advirtió el presidente Lincoln: "Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo".