La principal conclusión de las elecciones celebradas este domingo es que la única forma de hacer un gobierno estable en España es la 'gran coalición'. Mucha gente estará en contra, incluidas muchas personas de los dos grandes partidos, que han caído pero han resistido el empuje de los nuevos.

Legislatura corta, cambios de fondo y confrontación por temas económicos y sociales dentro de dos o tres años. Otra alternativa ni es posible, ni deseable

Hace unas semanas defendí la 'gran coalición' si la otra suma --PP y Ciudadanos-- no se acercaba mucho a la mayoría absoluta. Podemos no es un partido, carece de homogeneidad y no es un interlocutor estable. La mayoría de izquierdas, por tanto, ni suma ni tendría la más mínima posibilidad de hacer un programa serio.

En estas circunstancias la 'gran coalición' implica riesgos pero es, también, una gran oportunidad para PP y PSOE si son capaces de hacer un programa de gobierno que afronte reformas en profundidad del sistema político. Legislatura corta, cambios de fondo y confrontación por temas económicos y sociales dentro de dos o tres años. Otra alternativa ni es posible, ni deseable.

El bipartidismo ha resistido mejor de lo esperado. Y partidos tan nuevos como Podemos y Ciudadanos pueden sufrir mucho en la oposición.

En Cataluña, el independentismo ha conseguido 17 escaños de los 47 en juego. Cataluña es plural. El independentismo no debería seguir con su confusa hoja de ruta, sino asumir la realidad y dejarse de aventuras imposibles.

Mi conclusión es evidente: o 'gran coalición' o elecciones.