Lo de Mariano Rajoy es de psiquiatra. Se ha pasado casi cuatro años sin dejarse ver y ahora no se esconde ni de noche. A todas horas y en todas partes. Hasta de comentarista de fútbol.

Su niño Juan es claro y sincero y se lleva dos capones. Dos collejas. Te has pasado Mariano. Coartas su sinceridad. Los niños dicen lo que piensan

Eso sí, con todas las precauciones del mundo. Sólo en los lugares ‘favorables’, de ‘amigos’. Nada de sobresaltos. Nada de sorpresas, de preguntas ‘tontas’ como las del Alsina. Todo atado. Toda frase controlada. Hasta las de su niño Juan. Es claro y sincero y se lleva dos capones. Dos collejas. Te has pasado Mariano. Coartas su sinceridad. Los niños dicen lo que piensan.

Sinceridad. Gran virtud. La que no tenéis los políticos. Y tú, Mariano, menos. Mientes hasta cuando te callas. Y quieres que tu niño te imite. Pues no, Mariano. Te has ‘pasao’, Mariano. Y tú has hecho bien, Juanito. Con sinceridad. A ver si ahora hay que dorarle también la píldora a un locutor de radio. ¡Lo que faltaba! El niño, muy bien. Tú, Mariano, muy mal.

Semana redonda. Primero pierde el Madrid. Luego tus comentarios son ultradefensivos, en lo futbolístico... y en lo demás. Después te sale el niño respondón y sincero. Como para ir luego de debates. Que vayan los jóvenes. Tú vas a las televisiones que ven todas las marujas. Ahí sí hay votos. Los debates... Tengo una idea:

-Ring, ring... ¡Soraya, Sorayita! Que estoy pensando que a los debates puedes ir tú, ¿te parece?

-Hombre presidente, lo que tú mandes. Aunque no me viene muy bien. Quería ir de puente a Valladolid. La familia, ya sabes.

-Pues no vayas. La ves en Navidad, cuando ganemos. Ahora prepara los debates, que vas a ir tú. A triunfar. A esos niñatos te los comes. Y además... si sale mal y perdemos, yo no he sido. Y quedo libre. Y ¡qué cáspita! El ‘coletas’ ese no me gusta nada. No lo quiero ver a mi lado. Así que vas tú, Sorayita.

-Lo que digas Mariano, pero te tocaba a ti. Oye, si me sale bien y ganamos, sigo de vice, eh? No se te ocurrirá cambiarme por la Cospe, que no tiene ni idea de lo que se cocina aquí.

-Bueno, bueno, ya veremos. Ya sabes que tú eres la primera. Aunque hay que ganar. Hazlo bien. Te dejo que ya empieza el fútbol y quiero verlo. Adiós.

Y se fue al sofá, Mariano. Al fútbol. Y Soraya a preparar el debate para darle en los morros al ‘coletas’ y a ese niño guapo del Albert. Protestando por fuera, pero henchida de orgullo por dentro. Asegurándose, si ganan, la vicepresidencia. O más, si a Mariano lo enredan en alguna corrupción. Que el Pedro J. ese se va acercando, piensan en Moncloa y en Génova, por la calle y por los bares. “Seré la sucesora”, se fue canturreando Sorayita, como la llama Mariano, a su mesa.

Mientras, Mariano, tranquilo, viendo su partido de fútbol y dejando pasar los días. ¡Que llegue el 20D ya!, piensa a cada momento. Así no tomo decisiones

No cabe de felicidad. Se le nota al caminar. Alegre, pasos cortos, bailoteando, rítmica. No cabe en sí. Se ha terminado el encierro. Sí, al que la tenía Mariano desde hace un tiempo. Otra vez va de punta de lanza. ¿Y si en los pactos de Navidad, el Albert ese, u otro, dicen que con Mariano no? Como hace la CUP con Mas. Entonces, ahí está Sorayita, la elegida, la de los debates, la que tiene agallas para dominar a estos jóvenes indocumentados, la mujer con dos... (eso). Ahí está Soraya de Castilla para presidir el Gobierno. La primera mujer en presidir un gobierno en España. ¡Ahí es nada! Ni la Montseny lo consiguió.

Mientras, Mariano, tranquilo, viendo su partido de fútbol y dejando pasar los días. ¡Que llegue el 20D ya!, piensa a cada momento. Así no tomo decisiones. Nada de guerra contra el ISIS. Hasta Navidad, nada. Mira lo que le pasó a Aznar con la de Irak. Se llena Sol de gentuza con el “No a la guerra” y pierdo otra vez. Y lo del Mas. Anda, que espere a fin de año. O al próximo. Ahora, nada. ¡Y no me recordéis las collejas! Yo a la televisión con Bertín y a comer a Benavente con Maíllo. Al Ermitaño, que tiene una estrella. Nada de sobresaltos. Para eso está Soraya. Y para debatir, que tiene más de eso que yo.