Ya lo ha hecho el Gobierno. Cambiar el trabajo del Tribunal Constitucional. Ya nombró a su sargento. Para que obedezca. Para que ejecute sus órdenes. Pero lo ha hecho a la falsa. Ha utilizado al partido en vez de dar la cara. Así ha evitado tener que consultar a otras instituciones, como el Consejo de Estado, que seguro hubieran cuestionado el cambio y propuesto más de dos correcciones. Como no lo propuso el Gobierno… pues a sufrir el rodillo mayoritario de los diputados populares. Así es la democracia del PP. Así ha alterado las funciones de la mayor institución en defensa de la Constitución de 1978. En algo parecido erró la II República al politizar el Tribunal de Garantías Constitucionales. Y ya sabemos cómo terminó. Esperemos no repetir.
A tres meses de unas elecciones generales a nadie se le ocurre transformar las funciones del Tribunal Constitucional
Cuentan por el foro madrileño que el Partido Popular ha iniciado un camino sin retorno. Un camino hacia el abismo. Porque a tres meses de unas elecciones generales a nadie se le ocurre transformar las funciones del Tribunal Constitucional. Casi lo único independiente que quedaba. Tiene otros tribunales para hacer cumplir la ley. Si no ha sabido hacerlo es problema de sus dirigentes. Con esta reforma se ha cargado el prestigio del tribunal y de la Constitución. Los ha puesto a su servicio. Y eso no es. Al menos no era.
Dos mayorías absolutas ha tenido el Partido popular -con Aznar y Rajoy- y las dos las ha utilizado para aplastar los derechos de los ciudadanos
El Tribunal Constitucional ha sido hasta ayer una institución clave de la convivencia de los españoles. Por encima de tendencias políticas. El PP ha ido por libre en la reforma. Nada de consenso. Nada de explicaciones. Nada de ceder una letra. Tienen la mayoría y abusan de ella en los tres meses que les quedan. Reforman por la vía de urgencia para utilizar su mayoría absoluta en el Senado antes de la elecciones generales. Pasemos el rodillo. Que no crezca la hierba. ¡Que barbaridad! Dos mayorías absolutas ha tenido el Partido popular -con Aznar y Rajoy- y las dos las ha utilizado para aplastar los derechos de los ciudadanos. Y luego protestarán cuando haya que derogar su leyes represivas. ¡Qué forma de desperdiciar el poder! Dice el nuevo texto que el TC puede suspender las funciones de cargos públicos si tiene sospecha de desobediencia. Sin oír a las partes. ¡Oh, no! Eso suena a viejos tiempos que no queremos recordar. ¡Por Dios! ¿Adónde va el Partido Popular? A su descomposición. Entre la reforma constitucional y la boda del 'chico nuevo' de Génova, Javier Maroto, ya tenemos dos fracciones en el PP. ¿Con cuál te quedas, Mariano?
Está claro que esta reforma del PP tiene un trasfondo político. Así le aplicará a Cataluña el artículo 155. Obligar a cumplir las leyes. Pero la reforma debe pasar por el Senado. ¿Y si en diciembre pierde la mayoría absoluta? ¿Y si no consigue el consenso necesario para aplicar el artículo 155? ¿Y si hay declaración de independencia? ¿Qué artículo se le aplica? Uno se acuerda de Santa Bárbara cuando truena. Lo mismo le ha sucedido al Gobierno. En el último momento. Tres años mirando hacia otro lado. Y ahora truena por la derecha. Te ha pillado el toro, Mariano. Y no es el de Tordesillas.