Pasan los días. Septiembre avanza. Pasó la Diada y llegará primero el 27 de septiembre, todos a votar en Cataluña y luego El Pilar. O sea, el 12 de octubre, que además de deseado puente es el día de la fiesta nacional. ¡Qué galimatías! ¡Qué pesadez! ¿No estamos ya cansados de tantas campañas, electorales o nacionalistas? Me da la ligera impresión que sí. Hasta el gorro. O más allá.
Y como teníamos poco tinglado, aparecen Cameron, González, Mas y Sánchez para marcar posiciones ante el 27S, para contradecirse y enredar más el tema
Tenemos la incertidumbre de las elecciones catalanas. Si votarán muchos o menos. Si sacarán 68 escaños o menos. Si la razón son los votos o los escaños. ¡No puedo más! Estos políticos es que no paran. Todos los días lo mismo. Cansan. Aburren. Y nos queda la mayor. Que son las elecciones generales. ¡Ay, madre! Y los manejos de Rajoy y su Gobierno. Que si son en diciembre. Que en Navidad o en la Constitución. Que nos conviene antes o después. Que ya veremos, que según sea el resultado de las catalanas. Por cierto, ¿quién gobierna en España? Si todos andan de viaje y de campaña... A lo mejor no se necesitan gobiernos. Ahorraríamos bastante.
Y como teníamos poco tinglado, aparecen Cameron, González, Mas y Sánchez para marcar posiciones ante el 27S, para contradecirse y enredar más el tema. Todos tiran de su interés político, pero poco se esfuerzan en clarificar el tema, ya de por sí enrarecido. Porque ya está todo dicho. ¿O no? Pues no den tanto la murga y dejen a los ciudadanos que elijan, que al menos tienen más sentido común que los políticos. Y sino esperen unos días y lo verán.
Ahora toca Cataluña. El independentismo catalán. Pues oiga, desde Castilla se observa que se dice y se hace de todo menos lo más imprescindible: recuperar un diálogo real y sensato entre los grandes contendientes. Muy necesario. Y de paso se evitará la frustración colectiva. Muy peligrosa. La frustración, sí, de los ciudadanos. Y parece, si ninguna tempestad lo impide, que ya se vislumbra por el horizonte. Que no asome. O todos pagaremos las consecuencias.
Todos hablan del Toro de la Vega, que nadie ha visto, y nadie coge el toro secesionista por los cuernos para crear un debate limpio y respetuoso. Nadie. La independencia de Cataluña y la actitud de la derecha son dos disparates sin acuerdo sino hay limpieza y diálogo de altura. Un poco de sensatez vendría muy bien en estos días de campaña. La esperamos.